El artista valenciano Joan Genovés inauguró ayer su primera muestra «familiar» en el Centro Niemeyer de Avilés (Asturias), junto a sus hijos Ana, Pablo y Silvia. La exposición, llamada «La unidad divida por cero», se podrá hasta el 6 de enero de 2020 y Genovés la ha descrito como «un milagro de la fusión».

El artista aseguró que está «harto de chapuzas» a la hora de presentar sus obras, pero indicó que el montaje organizado por el Centro Niemeyer con piezas suyas y las de sus hijos «es un sueño, un milagro». «Estoy lleno de proyectos que fallan, de obras que se proponen muy interesantes y después la elaboración es una chapuza», añadió el artista.

El patriarca de la familia, que cumplió recientemente 89 años, confesó que ya le fallan las fuerzas, pero está muy metido en su obra: «hace cuatro o cinco años que he dado cuenta que mis fuerzas sólo me servían para pintar».

El recorrido expositivo de la muestra incluye una selección de lienzos de Juan Genovés y la inquietante «anti-funcionalidad» de la obra escultórica y las instalaciones de Ana Genovés.

En este contexto, las fotografías de Pablo Genovés plantean una revolución frente a las tradiciones establecidas, y por último, las videocreaciones de Silvia aportan una visión crítica y humorística de la realidad.

El autor del mítico cuadro El abrazo, un símbolo de la transición a la democracia en España, explicó que no había visto nada de la muestra hasta ayer mismo. «Me parecía un sueño estar exponiendo con mis hijos y ese sueño la Fundación Niemeyer lo ha hecho realidad en forma de una especie de crisol», explicó en alusión a la fusión que propone de las obras de los cuatro artistas.

Ana Genovés, que también firma como comisaria de la muestra,recordó que es nieta de un vaqueiro asturiano e indicó: «Para mí ha sido especial poder mostrar lo maravillosa que yo creo que es mi familia, todos somos artistas y, gracias a él (a su padre) hemos llegado a ser lo que somos». En paralelo a la muestra, instalada en la cúpula del complejo cultural de la ría de Avilés, se procedió a la presentación de la escultura Transbase, cedida por el artista e instalada con carácter permanente en la plaza del Niemeyer.

Transbase, con forma de «L» y con una altura de 4,5 metros, es la segunda escultura pública de Genovés en todo el mundo, después de la interpretación escultórica de El abrazo, de Madrid. «Quiero dar un abrazo muy fuerte», dijo, a todos los que han participado en la instalación de la pieza, que consideró «perfecta en cada punto» pese a que, reiteró, podría haber esperado «una chapuza».

«Yo, el pintor de las sombras, hasta hoy no había visto las sombras que proyecta la escultura, me había olvidado», comentó el artista con un evidente entusiasmo.