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El Juli y Urdiales mantienen su crédito en Madrid

Los dos toreros, con la vitola de figuras, conservan el interés entre los aficionados después de su paso por el ciclo madrileño

El Juli y Urdiales mantienen su crédito en Madrid

La tarde de la Beneficencia marcó la última semana de la Feria de San Isidro, en la que El Juli y Diego Urdiales finalizaron sus compromisos en el ciclo madrileño sin cortar orejas pero con el crédito de figuras intacto. El espada madrileño actuó en dos ocasiones y el riojano, en tres.

El Juli, que acudió al rescate del empresario Simón Casas tras la grave lesión de Ponce en Fallas, entró en las corridas de Juan Pedro Domecq y la mixta de Núñez del Cuvillo. En las dos tardes, el diestro madrileño, que el año pasado estuvo a punto de abrir la puerta grande con «Licenciado» de Alcurrucén, vio como triunfaban otros nombres. Primero fue el turno de David de Miranda, el joven onubense que salió en hombros el día de su confirmación de alternativa, y, el miércoles, el jinete sevillano Diego Ventura cortó la única oreja de la Beneficencia.

La tarde de los juampedros, El Juli no tuvo suerte con su lote y la espada se llevó el triunfo frente a los cuvillos. El jabonero apretado de kilos que hizo quinto desarrolló clase y calidad y El Juli dibujó naturales con largura y profundidad que tuvieron notable calado en los tendidos pero al astado le faltó fondo y, al madrileño, acierto con la espada.

La naturalidad y el valor son virtudes que marcan el punto de distinción en el concepto de Urdiales. Así lo demostró durante las tres tarde de San Isidro pero, sobre todo, en la corrida de la Beneficencia presidida por el Rey Felipe VI. La intensidad de la torería, la voluntad de siempre intentar el toreo en redondo y de llevar la embestida hasta detrás de la cadera con pureza y verdad, al compás del pulso de la muñeca, brillaron frente a su primero de Cuvillo. El riojano no le dudó en ningún y pulió la brusquedad en la embestida con la virtud del temple para dejar los mejores naturales de la tarde. Y es que ese es el secreto de la tauromaquia, destilar la dificultad del animal con naturalidad y el cuerpo relajado.

Durante la semana, el veterano Eugenio de Mora también paseó una oreja tras una faena de pundonor y elegancia frente al mejor ejemplar de la ganadería del Ventorrillo. López Chaves volvió a torear en San Isidro después de ocho años para enfrentarse a una mala corrida de Cuadri con la que pudo cortar una oreja si no falla con el estoque tras un quehacer de entrega, firmeza y seguridad.

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