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La importancia del texto

Obras de Hector Berlioz en el 150º aniversario de su muerte Sala Martín y Soler

Intérpretes: Vittoriana de Amicis, María Caballero y Mariam Pirtskhalaishvili, sopranos; Mark Serdiuk, tenor; Juliette Chaubet, Andrea Orjuela y Marte Di Stefano, mezzosopranos y Pau Armengol (barítono), Alberto Bonifazio y César Méndez, bajos.

No es precisamente la lengua francesa el mejor vehículo para la lírica. Su fonética la diferencia del italiano, castellano e incluso del rumano. Pero existe un hermoso repertorio en francés: Massenet, Gounod, Saint-Saens o Berlioz dejaron grandes óperas universales. Éste último fue homenajeado en el 150º aniversario de su muerte con el recital de la joven cantera del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo en Les Arts, donde 15 nuevas voces se esfuerzan cada temporada en mejorar técnica y estilos. Diez de ellos (3 sopranos, 3 mezzos, 1 tenor, 1 barítono y 2 bajos) fueron los protagonistas de arias, dúos, un trío y un tutti final acompañados por dos excelentes pianistas: Rafael Andrade y Laïla Barnat, sobresalientes por su entrega precisa y sensibilidad extrema. Voces de ocho países (España, Italia, Francia, México, Puerto Rico, Colombia, Ucrania y Georgia) lucharon por destacar en esta profesión tan competitiva donde, junto a esfuerzo y talento, cuenta el factor suerte. Ingresar en Les Arts ha sido ya un primer gran paso.

Pero si el catalogo italiano abarca un alto número de obras cada temporada, el francés y el alemán le siguen con óperas de envergadura. Y dado que estudian en España, el conocimiento de los diferentes géneros de zarzuela y de canción española resulta tan obligatorio como la opereta en París o en Viena. Esto conlleva un estudio intenso de cada lengua. Por ello, no se puede afirmar que se entendieran los textos de Berlioz. La «letra» es fundamental en cada aria o canción, aunque ha habido -y hay- voces magníficas cuya dicción era absolutamente hermética e incomprensible. Del disciplinado ramillete de voces escuchadas en la sala Martín y Soler destacó la georgiana Mariam Pirtskhalaishvili. Por calidad del instrumento, por volumen, intensidad dramática, pathos y hasta por elegancia escénica, acaparó la atención del público. Una lástima la muy escasa asistencia€quizá la hora no fue la óptima en este principio de verano. Todos los demás (De Amicis, Armengol, Bonifazio, Caballero, Chauvet, Méndez, Orjuela, Serdiuk y Di Stefano) se entregaron al 100%. Gustó mucho la producción de luces, entradas y salidas. Primó el buen gusto.

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