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En clave romántica

"Los hombres de Federico Moccia jamás levantarían la mano a una mujer"

El escritor italiano indica que en sus libros le gusta dar gran importancia a las mujeres y aunque puede haber traiciones, siempre son "dentro del amor"

Bajo el aspecto de tipo corriente, con su inseparable visera y sus zapatillas de deporte, se esconde un hombre capaz de firmar un best-seller detrás de otro. Federico Moccia (Roma, 1963), autor de fenómenos como 'A tres metros sobre el cielo' o 'Perdona si te llamo amor', acaba de publicar nuevo libro, 'Mil noches sin ti', secuela de 'Esta noche dime que me quieres'. El escritor italiano, director de cine y también guionista, se ha consolidado en el top de autores de la literatura romántica y no tiene ningún complejo en expresar ese sentimiento. "Entreno todos los días para ser romántico", afirma.

Con un maestro de las palabras, se vuelve prácticamente misión imposible conseguir una respuesta directa a una pregunta, pero Moccia habla de todo y lo hace con una sonrisa, aunque a través de rodeos y divagaciones no dice nada que no quiera decir, especialmente cuando atañe a cuestiones relacionadas con el feminismo o la política, temas donde sus declaraciones le han llevado a ser el centro de la polémica en más de una ocasión.

"Es muy importante que tenga un motivo por el que merezca la pena contar una historia. No se trata de hacer un éxito porque viene de otro éxito"

-Tenemos en nuestras manos su nuevo libro, 'Mil noches sin ti', donde asistiremos al reencuentro de Sofia y Tancredi.

-Sí, lo que yo quería era hacer era una continuación de esa historia porque creo que 'Esta noche dime que me quieres' se quedó en suspenso. Ahora Sofia regresa a Roma para poner en orden su vida sentimental.

-Sus novelas son todo un éxito, ¿cuál es la fórmula?

-'A tres metros sobre el cielo' y su segunda parte, 'Tengo ganas de ti', fueron dos libros que tuvieron un enorme éxito, pero yo en ese momento no hubiera sabido narrar la continuación de esa historia. Poco a poco fui pensando en Babi y Step y fui construyendo la tercera entrega, 'Tres veces tú', que llegó más de diez años después. Es muy importante que tenga un motivo por el que merezca la pena contar una historia. No se trata de hacer un éxito porque viene de otro éxito. Creo que éste es el secreto del éxito, porque cuando lees el libro sientes la sinceridad de lo que te están contando.

-Especialmente es muy aplaudido entre los jóvenes, que van creciendo a medida que va escribiendo sus historias.

-Sí, creo que es la evolución natural de un camino que trato de recorrer junto a los lectores que empezaron a leerme y me han estado siguiendo, aunque se van enganchando nuevos jóvenes que no me conocían y empiezan a leer estas historias. Para mí es la historia la razón para que alguien se acerque, la razón no la podemos buscar en la edad. En este caso, los mismos personajes, Sofia y Tancredi, que tienen más de treinta años ya, tocan temáticas que pueden tener que ver con mujeres tanto de 13 como de 30 años.

-Habla del amor romántico por encima de todo, ¿qué es para usted el romanticismo?

-Creo que dentro de estos libros cada cual puede encontrar su propia filosofía. Hoy, con las redes sociales, el mundo ha cambiado mucho, pero al final, cuando dos personas se conocen, aunque se hayan conocido a través de un chat, el reírse juntos, el estar un poco cortado, la emoción del momento... Creo que esos sentimientos antiguos perviven y van a vivir siempre, sea cual sea el modo imperante en ese momento. Al igual que leer un libro en ebook o en papel, porque al final lo que te llega es lo que te permite emocionarte o no.

'Mil noches sin ti'

Segunda parte de 'Esta noche dime que me quieres' / Editorial: Planeta / 457 páginas / Sinopsis: Han pasado ocho meses desde que Sofia y Tancredi se conocieron bajo la lluvia. Tras un paréntesis en Rusia, para Sofia ha llegado el momento de poner orden a su vida sentimental. Ya no puede seguir huyendo de su pasado, de su frágil matrimonio ni de la historia pasional y rota con Tancredi, y decide regresar a Roma.

-En ese modelo de amor romántico, muchas veces se consienten los comportamientos machistas. ¿Trata de huir de esos patrones de género establecidos que pueden alimentar la violencia hacia las mujeres?

-En todos los libros que he escrito siempre me ha gustado darle una gran importancia a la mujer, porque es fundamental para mí. Recuerdo que hubo una enorme discusión al llevar al cine 'Tengo ganas de ti' en Italia porque, en un momento determinado de la película, Step le daba una torta a Babi. Eso para mí es algo inadmisible porque los hombres de Federico Moccia jamás en la vida le habrían levantado la mano a una mujer. Todos tienen el máximo respeto a su chica, aunque luego, por los mecanismos de la narración puedan traicionar a su chica, pero siempre es una traición dentro del amor.

-¿Se considera feminista?

-Al no haber pensado jamás que las mujeres sean inferiores, me disgustaría ser feminista porque sería como admitir que lo haya pensado. Al contrario, considero que hay muchas mujeres que tienen muchas más cualidades que yo. La protagonista de 'Mil noches sin ti', Sofia, es para mí la bandera del feminismo porque es una mujer que consigue situarse por encima de dos hombres y tener su independencia total al demostrar que ella no está siquiera sujeta al amor, puesto que amando, incluso, quiere ser independiente.

-¿Qué peso tiene su vida privada en sus novelas?

-Sin duda, el libro que más se ha acercado a mi vida real ha sido 'A tres metros sobre el cielo' siguiendo la regla de Ernest Hemingway, que decía: 'escribe sobre lo que conoces'. Lo escribí cuando tenía 27 años y conté mi historia juvenil y mis carreras en moto a través de Step, pero claro, todo está novelado. En mis libros hay una buena parte de mi vida, seguramente un 50%, mientras que el otro 50% es inventado. El lector debe ser suficientemente listo para darse cuenta de qué parte es ficción y cuál real.

Moccia cuenta que la primera vez que fui a Sant Jordi sólo había seis personas esperándole.Vídeo: Aida M. Pereda

La política, desde dentro

-Entre 2012 y 2017 ha sido alcalde de Rosello, un pequeño pueblo situado en la región de Abruzos, ¿cómo recuerda esta experiencia?

-Italia estaba en un momento difícil en el que todos teníamos que echar una mano, entonces, cuando me llamaron y me lo propusieron no me pude negar. Básicamente me convertí en la imagen de este pequeño pueblo para darlo a conocer. Encabecé una lista civil, no política, y renuncié al sueldo. Con el sueldo de esos cinco años, lo que hice fue comprar un autobús que pudiera llevar al hospital a las personas de este municipio, con 300 habitantes, que son muy mayores, ya que durante el invierno no existe ese servicio. También me gustó especialmente poder casar a algunas parejas y registrar algún nacimiento.

-¿Sigue ligado a la política de forma activa?

-No. En el momento en el que yo decidiera tomar la decisión de entrar en política debería dejar de escribir, de rodar películas y trabajar para la televisión, porque es un oficio muy complejo. Si recibiera un sueldo como político me sentiría con una obligación total, ya no tendría la libertad que tengo ahora para escribir y me sentiría en deuda con los ciudadanos porque serían ellos quienes me pagasen.

-¿Cree que la sociedad ha normalizado la corrupción, un mal que tanto sacude a Italia y también a España?

-Creo que es un tema muy importante y no hay que tomárselo a la ligera. Cuando los políticos se aprovechan de su situación y desde el punto de vista ético no se consideran responsables, en realidad no sienten amor hacia su país. Sin embargo, somos nosotros los que les pagamos y les que les sostenemos.

-Conocidos recientemente los resultados de las elecciones europeas, ¿le preocupa el auge de la extrema derecha en Europa y la fuerza que ha obtenido la Liga Norte?

-Respecto a una situación que era difícil creo que, al final, si todo el mundo decide algo es porque está buscando una solución mejor porque se encuentra mal. En cualquier caso, espero que vayamos en la dirección adecuada.

-¿Qué opina de Salvini y sus políticas antiinmigración?

-Para mí todavía es muy pronto para juzgar. No hay que juzgar a las personas antes de tiempo. A mí no me parece bien no dar tiempo a alguien para que pueda demostrar qué es capaz o no es capaz de hacer de lo que ha dicho que va a hacer. Hay que esperar para ver si consigue llegar al resultado esperado.

Acostumbrado a la política de pactos de Italia, Moccia cree que "lo importante es no mirar al partido, sino al programa".Vídeo: Aida M. Pereda

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