La caída del estuco del techo del Concertgebouw de Ámsterdam, uno de los templos europeos de música clásica, durante una fiesta techno hizo saltar las alarmas sobre el uso de los auditorios para albergar conciertos de rock o house. Ocurrió hace dos años, durante la celebración de la Technofeest, una fiesta que puso en jaque la sala. Lo cierto, es que el suceso del auditorio holandés estuvo en boca de todas las fuentes del Palau que consultó ayer este periódico. La sombra del Concertgebouw es alargada, y aún más, cuando el propio auditorio valenciano ha descartado que fuera una filtración de agua lo que provocó el desprendimiento.

Sin embargo, los especialistas en acústica llaman a la calma. «El ruido de un concierto de rock o pop no genera tanta presión como para desmontar un techo. Además, el recubrimiento de la Rodrigo es ligero -es de madera-, por lo que puede absorber fácilmente el golpe de sonido», explican dos ingenieros de sonido consultados por este periódico. El último grupo que tocó en la Rodrigo fue Tórtel el pasado jueves. Lo hizo para presentar su último disco, Las Tres Tormentas, en el marco del ciclo «Rock, pop... Al Palau».

¿Qué pasó en Ámsterdam?

El Concertgebouw acogió en mayo de 2017 la segunda edición de una fiesta techno que venía celebrando desde 2016, con la participación de populares dj's de la capital holandesa, meca de la música electrónica europea. La empresa organizadora, Audio Obscura, colocó altavoces gigantes y lámparas y luz láser para la ocasión. En torno a la 1 de la madrugada, varios asistentes detectaron polvo en el suelo, procedente de las molduras del techo. La fiesta llevaba en activo unas cuatro horas y debía finalizar a las 3 de la madrugada. El estuco de una de las molduras del techo empezó a desprenderse con unas 2.000 personas en el interior. Los organizadores desalojaron de inmediato la sala, y una semana después indemnizaron a los asistentes. El sonido de los potentes altavoces originó el desprendimiento.

El Concertgebouw, inaugurado en 1888, está considerado el mejor auditorio del mundo, solo por detrás del Symphony Hall de Boston y el Musikverein de Viena. Es sede de la Orquesta Real de Concertgebouw y se interpretan anualmente cerca de ochocientos conciertos al año para un público de 850.000 personas, lo cual la convierte en una de las salas de concierto más visitadas del mundo.