El maestro milanés llegó al coliseo valenciano de la mano de Davide Livermore, sucesor al mando de Helga Schmidt en Les Arts. El director de escena decidió partir en dos la dirección musical de la orquesta nombrando a Fabio Biondi y a Roberto Abbado al frente de la OCV, que se encontraba sin director desde 2014, cuando terminó el contrato de Omer Meir Wellber.

La bicefalia a la dirección - en la que Biondi se ocupaba del repertorio del siglo XIII y XIX y Abbado del siglo XX- duró tres años en los que no faltaron las polémicas. La última, propició la renuncia de Livermore al frente del coliseo por desavenencias con la Conselleria de Cultura. Biondi, falto de apoyos dentro del coliseo, renunció pocos meses después. A Abbado le pronosticaban el mismo final, aunque el italiano prefirió esperar a que finalizara su contrato.

El italiano fue querido en la OCV, al menos, más que su excompañero Biondi. Aunque no lo suficiente para que los músicos de la orquesta desearan su estancia permanente. Lo reveló la encuesta que se llevó a cabo entre miembros de la OCV. De ella, surgió una lista con dos nombres: Henrik Nánási y Gustavo Gimeno. El coliseo intentó tentar al valenciano con una propuesta de colaboración. La secretaria artística de Les Arts, Liviana Caporale, viajó hasta Ámsterdam para mantener una reunión con el valenciano, actual director de la Filarmónica de Luxemburgo. La petición no prosperó.