La casa de subastas londinense Sotheby's ha vendido a través de internet dos pinturas de Joaquín Sorolla - El Palleter y Puerto de Guetaria, País Vasco-, por un total de 418.750 libras, algo más de 465.000 euros. La puja «on line» se inició el pasado sábado cuando la empresa exhibió 68 lotes de pinturas europeas del siglo XIX. De ellas la más valiosa era otra obra de Sorolla, Playa de la Malagueta, cuyo precio máximo estimado era de 450.000 libras pero que finalmente no tuvo comprador.
Más éxito tuvo El Palleter, pintura para la que Sotheby's estimó un precio de entre 40.000 y 60.000 libras y que se ha vendido por 93.750 libras (104.218 euros). Según señala la empresa, este retrato de Vicent Doménech (el personaje histórico cuyo grito en los escalones de la Lonja supuso el inicio de la rebelión antifrancesa en València) fue pintado por Sorolla en 1884, el mismo año que su icónico El crit del Palleter, gracias al cual el artista obtuvo la Pensión de Pintura de la diputación, que le permitió seguir sus estudios en Roma.
Desde entonces, El crit es propiedad de la corporación provincial y ha estado expuesto en el Palau de la Generalitat mientras que la pintura vendida el martes en Londres permanecía en una colección particular en España, según Sotheby's.
Según la casa de subastas, este cuadro habría sido encargado a Sorolla por el bisabuelo de quien hasta ahora era su propietario, cuya identidad no se desvela.
Primer viaje a Estados Unidos
El lienzo Puerto de Guetaria, País Vasco -que partía con un precio estimado de entre 250.000 y 350.000 libras y fue adquirido por 325.000 libras (389.210 euros)-, pertenecía hasta ahora a una familia de Chicago que la compró en 1911 por 300 dolares.
Según Sotheby's, Sorolla pintó este cuadro tras su primera gira por Estados Unidos en 1909, cuando expuso casi 400 obras en Nueva York, Buffalo y Boston. En 1910, cuando preparaba dos nuevas exposiciones en Chicago y San Luis, viajó a Andalucía, Ávila y Burgos y a finales de verano se instaló en el hotel La Perla de Zarauz.
«Eligió esta zona por su cercanía a San Sebastián, frecuentada por una clientela acaudalada -señala el catálogo-. Zarauz era más tranquila y esto le dio a Sorolla más libertad artística y le permitió hacer viajes cortos a Guetaria, Pasajes y San Sebastián». Ahí pintó Puerto de Guetaria.
«Para Sorolla, representar el mar y su superficie era un desafío -cuenta Sotheby's-. En la mayoría de sus pinturas del puerto de València, la mirada del espectador se centra en los barcos. Pero en esta el foco está en la superficie del agua, que aquí parece plata líquida. Las representaciones de barcos en los puertos se inspiraron en los grabados en madera de Hokusai que Sorolla estudió con avidez».
