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Entrevista

Andrés Calamaro: "La gente quiere escuchar un discurso 'popular progresista' sin demasiada sustancia ni desarrollo"

«Mis 'pedos' tienen dimensiones legendarias, pero no me hacen justicia. Soy agradable en las distancias cortas»

Andrés Calamaro: "La gente quiere escuchar un discurso 'popular progresista' sin demasiada sustancia ni desarrollo"

Resulta significativo comprobar como el simple anuncio en las redes sociales de la actuación de Andrés Calamaro este martes en los Jardines de Viveros inspira tantos emoticonos de odio como de devoción. Uno sospecha que los primeros tienen más motivación política que musical, y que los segundos lo contrario. Calamaro (Buenos Aires, 1961) viene a València a cantar temas de su último disco, Cargar la suerte, y (esperemos) muchos de esos clásicos que le han hecho merecedor del título de leyenda del rock en castellano. Esta entrevista, como es habitual con él, está hecha y contestada vía email.

P Dice usted que escucha música a diario, que es un estudioso de la música popular. Pero en este proceso hasta convertirse en objeto intelectual, ¿qué se ha dejado el rock en el camino?

R Me ha dicho un artista sevillano: «Es como pintar un cuadro y quemarlo después, eso hacemos»€ Interpreto que la naturaleza de la música (como de otras prácticas) es el «tiempo real». La música como materia es invisible. En el camino, metafóricamente, nos quedamos todos. La posteridad solo le importa a la posteridad.

P Este estudio de músicas ajenas, ¿le ha hecho mejor músico o mejor letrista? Tengo la impresión que, con los años, se ha vuelto más pudoroso a la hora de afrontar ciertas rimas y métricas.

R No soy un verdadero «autor y compositor», como músico tampoco soy un especialista. Siempre me estoy convirtiendo en algo, no se si voy a alcanzar mi versión definitiva alguna vez.

P ¿Qué ha ganado y perdido Calamaro desde que ya no intenta batir récords y tiempos coronarios en un estudio de grabación?

R Me llevó bastante tiempo volver a sentirme entero del todo, pero puse. Mis excesos me complicaron bastante en el ámbito profesional. Pasarme cinco años como un bonete, grabando día y noche, es algo de lo que jamás hay que arrepentirse. Otras cosas, más propias de la vida burguesa, nos hacen perder más tiempo€ Es en la soledad virtuosa que encontré un equilibrio más que satisfactorio.

P «El cantante» al que cantaba Lavoe (y usted) era, cuando el show se acababa, «otro humano cualquiera». ¿Intentó usted en la época de «El Salmón» y de «Honestidad Brutal» escapar de esta definición? ¿Sería una cosa parecida a la que le ocurre a Bob Dylan con su «never ending tour»?

R Entiendo la «gira interminable» porque la previa de las giras es lo peor de cantar. No sacarse nunca las botas. En los años de Honestidad Brutal y El Salmón estaba blindado, me rebotaban las botas. No hice ningún intento de escapar de nada, más bien todo lo contrario. Aquellos sí fueron cuarteles de invierno, cinco años sin pisar un escenario no lo aguanta ni Hector Lavoe.

P Hablando de Dylan, ¿cuánto hubiera pagado por ser el pipa de la Rolling Thunder Revue?

R Pagaría por hacer la gira que estamos haciendo ahora.

P ¿Se podría definir su discografía por sustancias, igual que se habla del Elvis anfetamínico, de los Beatles después de conocer al Doctor Robert o de los Rolling intimando con los narcos marselleses?

R Supongo que sí. Si quiere puedo hacer un «mapa de sustancias» pero son muchos discos. La versión 1999/2002 es «mi guerra de Vietnam»€ Mis pedos tienen dimensiones legendarias pero no me hacen justicia, soy agradable en las distancias cortas. Tengo mi Doctor Roberts y mi narco Marsella.

P Va a reeditar «Honestidad Brutal». Tengo amigos (y yo) que podríamos cantar de memoria al menos 30 de las 37 canciones del álbum. ¿Le da pudor formar parte de la intimidad de tanta gente?

R Pudor nada, pura gratitud. Le estoy muy agradecido, profundamente. A sus amigos también, pueden contar conmigo para lo que sea. Le consigo un abogado penal en diez minutos. Todo gratis.

P ¿Le molesta que la manera con la que, en ocasiones, se expresa en redes sociales, en alguna entrevista o en algún concierto le pase más factura que grabar una mala canción?

R La «conducta humana en las redes digitales» es algo que la ciencia está estudiando. Estamos advertidos de posibles daños irreversibles. Recientemente he leído un lúcido análisis de Juan Terranova, no se si puedo resumirlo en dos frases. La distorsión de la lectura, el eje moral y legal, la histeria€ El escenario digital es un disparate con posibles consecuencias.

P Recientemente en Barcelona, durante un concierto, dijo «Yo no estoy aquí para decir lo que la gente quiere oír». ¿Pero sabe lo que quiere oír la gente?

R Es demasiado fácil pertenecer a cualquier sector a ambos lados de la grieta. Un discurso «popular progresista» sin demasiada sustancia ni desarrollo, eso quieren escuchar. Estamos fragmentados en opiniones antagónicas y creemos que eso nos hace enemigos, al adversario se lo respeta y no se lo menosprecia.

P Cuando dijo aquella frase alguien le gritó «Rock'n'roll, por favor» ¿Desde cuando una petición de rock'n'roll es algo así como «calla y no te metas en líos»?

R Tampoco tanto ni tan poco, al público le gusta «que me meta en líos». Si me cuelgo hablando es normal que alguien reclame más música.

P ¿Es por eso, porque el rock ya no ha de ofender, que cada vez menos jóvenes se encierran en un garaje a imitar a los Ramones?

R Hoy en día hay personal con la piel muy fina y se ofende por nada, pero el rock es Patria Grande, siempre hay chicos dispuestos a sonar como Ramones o Metallica.

P ¿Deberíamos enseñarles a nuestros hijos que la honestidad musical ha de estar por encima de la honestidad política, religión o legal?

R Sin dudas€ Hay muchas formas de explicarlo, supongo, pero€ La música es todo lo que está bien y es el verdadero universo. La vida sin música sería un error. Luego hay que elegir qué escuchar, experimentarse. Distinguir esa «honestidad» (o verdad) es para los buenos aficionados.

P El éxito popular de Los Rodriguez coincidió con la explosión del «indie» en España, una época en la que parecía que ambos bandos (el popular y el indie) parecían enfrentados. ¿Es más aburrido el mundo musical desde que la crisis del disco y los festivales veraniegos han desdibujado la frontera?

R Siempre hubo sonidos alternativos, es una forma de retro vanguardia. Los Rodríguez jamás nos sentimos enfrentados con nadie, con ningún músico. Por el contrario, me siento compañero y amigo de todos. En la música nos respetamos. Nosotros coincidimos con Los Planetas, Extremoduro, Kike Turmix, Antonio Vega, Héroes del Silencio, Manu Chao y Raimundo Amador. Formamos parte de una generación venerable.

P En varios conciertos de esta gira ha dedicado poemas a la ciudad donde está tocando. ¿Nos puede adelantar que le inspira València?

R Tengo casi tantas temporadas en València como Enrique Ponce. Tocamos en garitos y en la Plaza de Toros. Vine con treinta años y vuelvo con 57 € Dudo que imprima en los versos la importancia, y la alegría, de volver a València otra temporada. De nuevo.

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