¿Por qué no se ha hecho antes una monográfica de Julio Romero de Torres?
Porque no se ha propuesto. Me hubiera encantando hacerla hace 10 años porque llevo tiempo trabajando sobre él. Siempre me ha interesado. Su pintura es muy inquietante y de mucha fuerza. Tiene unos contenidos muy intensos.
¿Esa ausencia de Romero de Torres tiene que ver con los prejuicios sobre su obra?
Tiene que ver con los prejuicios de los propios historiadores, la sociedad y los museos. Julio Romero de Torres era un pintor popular y de élites y eso es muy curioso. Fue un mito local y muy apreciado por el pueblo porque ha sabido exaltar y magnificar una serie de cuestiones de la cultura y la sensibilidad popular. Al mismo tiempo es un espíritu sofisticado. Juega con ambos elementos en sus composiciones.
¿Esta muestra es representativa de su trayectoria?
Es una aproximación. No podemos desmantelar todo el Museo Julio Romero de Torres de Córdoba. Ojalá (ríe). Hay exposiciones que se hacen con cuatro catálogos y se venden como originales y eso es lo que más abunda. Yo siempre he propuesto la exposición-investigación.
El Museo de Bellas Artes de València está inmerso en el proceso de selección de un nuevo director. Como catedrático en Historia del Arte, ¿qué le pediría?
Que deje trabajar y que fomente los estudios del arte de todos los periodos y que realice exposiciones de calidad. Al nuevo director o directora le pediría que fuera una persona conciliadora y abierta a todo tipo de propuestas.
