La Marina de València acogió ayer por la tarde la segunda edición del 4ever Valencia Fest con la programación de cuatro únicos artistas. Los británicos Tears For Fears, que actuaban en España por primera vez en 20 años; Keane, en una de sus únicas dos actuaciones en el país en su gira de vuelta, los granadinos Los Planetas y los valencianos La Plata.

En un ambiente festivo, el evento dejó constancia de que regresó con aires renovados y, desde su organización, marcó la diferencia con el resto de festivales nacionales por ofrecer una programación exclusiva con los conciertos completos de gira de los artistas. Desde la apertura de puertas a las 17.30 horas, la gente fue llegando poco a poco a la Marina. A las 18.10 horas arrancó el concierto de los locales La Plata, apoyados por el calor de su paisanaje, y demostraron ser la banda underground que con su primer LP «Desordenpublicado» está llevando el nombre de València por toda la península. El público que allí se concentró también pudo disfrutar de Los Planetas a las 19.30, autores de canciones como «Mi hermana pequeña», «De viaje» o «Corrientes circulares en el tiempo» que, casi treinta años después de su formación, repasaron su amplia discografía que ya forma parte de la cultura popular del rock español.

Estos grupos fueron el prólogo, con una melodía tan sencilla como profunda, de la explosión final del festival. A las 21.30, sobre el atardecer veraniego a orillas del mediterráneo, irrumpió la fuerza de Keane, un grupo que consiguió convertirse en sus inicios en una de las mayores referencias en la industria musical británica a la altura de U2 o Coldplay. Ese rock alternativo de Tim Rice-Oxley, Jesse Quin, Richard Hughes y Tom Chaplin, que llegó a la capital valenciana del sureste de Inglaterra, dejó huella sobre el escenario con un show que incluyó los temas de su nuevo álbum, titulado «Cause and Effect» tras siete años de silencio. Tears for Fears buso el broche de oro a las 23.30 horas con un concierto único después de 20 años sin visitar España y hicieron sonar los míticos como «Shout» o «Everybody wants to rule the world».