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Crítica musical

Excitante fin de fiesta en Viveros

Excitante fin de fiesta en Viveros

Xoel y La Casa Azul pusieron el punto final a Els concerts de Vivers, evento musical central de la Fira de Juliol de València, con sendas actuaciones llenas de energía y reivindicando las presentaciones en vivo como catalizador definitivo del buen hacer pop.

Inteligente y arriesgado, López interpretó con garra «Yo sólo quería bailar», «Balas» y se mostró como un cantautor eléctrico en «Todo lo que merezcas» y «Por el viejo barrio». Como un David Byrne galleguista, Xoel atacó «Ningún hombre, ningún lugar» con su impresionante clase y su sabor caribeño. Junto a su banda, trató con orgullo y contundencia su legado en Deluxe, representado por la beatleniana «Reconstrucción» y esa maravilla incontestable titulada «Que no».

Por su parte, Guille Milkyway proyectó sin parar pegadizas melodías y estribillos apoyado en toneladas de teclados y ritmos machacones y sintéticos.

«No más Myolastan» sonó afilada y certera; «Los chicos saltarán hoy a la pista», potente y anfetamínica; «Ataraxia», fracturada y repleta de carisma. El aspecto visual de su propuesta es fulgurante, espectacular. Llegado el momento, el líder de La Casa Azul se sentó al piano para turbarnos con ese sublime retrato generacional que es «Como un fan», que destila la extraña maestría que tienen algunos pocos elegidos para destrozarte el corazón hablando de ti mismo.

Volvió el fiestón a Viveros con un himno titulado «Podría ser peor», la palpitante «Superguay» y la canción con la que, sin duda, hubiera ganado Eurovisión aquel año chorreante de estupidez catódica, «La revolución sexual».

La masa danzarina que casi llenó el recinto no quiso entristecerse con aquella lamentable injusticia, así que siguió disfrutando hasta el cierre con el híper vitaminado recital del artista catalán.

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