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Ureña consolida su recuperación en València

El matador lorquino firma una actuación para el recuerdo en su particular «teatro de los sueños»

Ureña consolida su recuperación en València

La vuelta de Paco Ureña a la plaza de toros de València por la Feria de Julio ha sido, junto con el debut de Emilio de Justo como matador de toros, lo más destacado de una cita y un escenario que espolean al de Lorca a dar lo mejor de sí mismo. Un año más, y van tres consecutivos, el torero de la triste figura volvía a vérselas con su ganadería talismán en el albero capitalino, desde el que salió catapultado por aquel entonces en pos del estrellato taurino. Los de Algarra volvieron a darle las opciones que necesita para atalonarse en el albero y dictar una lección de pureza y verdad. Ahí es nada, si tenemos en cuenta que el final de la pasada temporada vivió su particular prueba de fuego, que se saldó -afortunadamente- con una feliz vuelta a los ruedos en este mismo escenario.

Porque la resurrección del lorquino tiene lugar y fecha: Valencia, 16 de marzo de 2019. Esa fue la tarde que el diestro murciano estuvo rumiando durante seis largos meses en la localidad alcarreña del Casar, que él mismo se marcó a sangre y fuego en su biografía personal. Un periodo de incertidumbre, dolor y superación de la pérdida en la visión de un ojo por culpa del certero pitonazo de un toro de Alcurrucén en la Feria de Albacete, que el de Lorca disipó en una tarde plena de emociones, en la que demostró su capacidad interior para superar y asumir retos, y en la que se reencontró con lo mejor de su tauromaquia.

Una recuperación que ha obtenido su mayor recompensa con la primera salida a hombros por la puerta grande de Madrid en la pasada Feria de San Isidro, el premio a la mejor faena de Las Fallas y el reciente galardón que le acredita como triunfador de la Feria de julio.

El torero murciano ha conseguido dejar atrás el desgraciado accidente albaceteño y ha entrenado para adaptar su tauromaquia a sus nuevas circunstancias que, fundamentalmente, consiste en encontrar la técnica adecuada para poder seguir interpretando su particular y arriesgada concepción taurina ante el toro y continuar expresando lo que lleva dentro.

Este nuevo cambio radica en asociar las distancias, los toques, para no ir tarde y acompasar los tiempos. Lo que más le preocupaba tras perder la visión del ojo era no ser capaz de abandonarse con el animal, de quedar a su merced y mostrarse inseguro en el ruedo. Como declaró en una entrevista a Tendido Cero de Televisión Española, «he perdido la mitad de la visión pero he ganado poder mirar con el corazón».

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