La mezzosoprano canaria Nancy Fabiola Herrera, amiga y compañera en numerosas ocasiones del tenor Plácido Domingo, cuestionó ayer en un comunicado a las ocho de las mujeres que, de manera anónima, señalaron al cantante como abusador: «Veo cosas que no me cuadran. Huele a venganza asolapada», afirmó.

«Nadie tiene derecho a juzgar a nadie y menos en público», aseguró ayer la mezzosoprano Teresa Berganza sobre los testimonios de varias mujeres que acusan de acoso sexual en los años 80 al tenor madrileño. «Nadie tenemos derecho a juzgar a nadie sin saber lo qué ha ocurrido. Me da mucha pena por Plácido porque lo quiero y es mi amigo», resaltó la artista madrileña.

«Que aireen la vida privada de una persona en todos los medios del mundo... No quiero dar mi opinión porque nunca lo he hecho. No opino ni sobre la vida que llevan mis hijos, pero nadie tiene derecho a juzgar», recalcó Berganza, que compartió escenario por última vez con Domingo cuando en 2011 se celebró el 70 cumpleaños del tenor en el Teatro Real.

Nancy Fabiola Herrero, que ya salió con una nota en Facebook en defensa del tenor nada más conocerse las acusaciones hechas contra él por nueve mujeres -ocho cantantes y una bailarina- ha remitido un comunicado en el que va más allá y «se extraña» del anonimato de ocho de las denunciantes, lo que le plantea «como mujer -dice- varias preguntas».

«Por qué esperar 30 años a denunciar cuando las leyes americanas hace mucho que protegen ante el abuso de poder? ¿Por qué hacerlo con un medio de prensa y no directamente en juzgados? ¿Por qué ponen el miedo 'al veto a la carrera' como justificación al consentimiento a tener relaciones, que -por lo que leí-, nunca fueron a la fuerza?», se pregunta.

Y añade que tampoco comprende que «la persona que sí da la cara al acusarlo lo pone como referencia de que ha trabajado con él en su página de trabajo».

«No sé -resume la mezzosoprano canaria, aunque nacida en Venezuela-, veo muchas cosas que no me cuadran. Todo huele un poco raro...como a venganza asolapada».

Añade el comunicado de la diva que se considera «la primera» a la hora de «defender a cualquier ser humano» de lo que considera «injusticias».

La cantante, que actuó este mismo año con Domingo en la ópera de Los Ángeles, opina igualmente: «En todos los ámbitos hay personas en posición de poder (hombres y mujeres) que te hacen proposiciones, o intentos de tocamientos, no bienvenidos y yo no he sido una excepción», declara, al tiempo que afirma que «nunca» se sintió «víctima». «Me enseñaron a defenderme de pequeña. Manejé las situaciones con valentía, y dando un 'no' rotundo con amabilidad para establecer límites... Nunca tuve un problema. Nunca responsabilicé a nadie de mis logros y no logros, sólo a mí», zanja la cantante en la nota.

Asimismo afirma que «muchas de sus colegas» piensan igual que ella. «Como mujer y artista -añade-, puedo decir, que en los 25 años que he tenido oportunidad de trabajar junto a Plácido, nunca tuvo un comportamiento impropio conmigo. Siempre ha sido una persona cariñosa, respetuosa, galante, protectora y tremendamente generosa».

«Los latinos somos afectuosos»

También Chía (Lucía) Patiño, compositora de formación y una de las primeras pupilas en la Ópera de Washington del tenor español, defendió ayer sin ambages a su mentor de las acusaciones de acoso sexual que lo salpican y asegura que dos y tres décadas atrás «no era un dios, sino un gran tenor».

Directora Artística y Ejecutiva de la Fundación Teatro Nacional Sucre de la capital ecuatoriana entre septiembre y mayo de este año, Patiño conoció a Domingo en 2000, cuando estudió en la Ópera de Washington hasta 2003, donde llegó a convertirse en la primera directora escénica latina del programa de jóvenes artistas que dirigía el tenor. «Jamás he oído un solo comentario de acoso contra él en los 20 años de carrera», afirmaba tajante la música.

Esta compositora quiteña que en redes sociales ha mostrado su apoyo al «maestro», como suele calificar a Domingo, cuestiona las denuncias que han salido a la luz al calor del movimiento Mee-too.

«Yo tengo un problema cuando alguien acusa 30 años después y eso de que dicen que no podían negarse a sus reclamos porque era dios», aclara antes de definirlo simplemente «como un tenor en ascenso». Patiño rememora que cuando lo conoció ejercía una labor de mentor: «En ese momento era director artístico, además del director de la Ópera (de Washington) y empezaba su cambio a barítono y director de orquesta».

Y añade que muchos «se olvidan de que Estados Unidos es un país puritano y nosotros, los latinos, somos afectuosos, gente que abraza y toca, ese es un segundo error». «Nunca lo vi acosando, pero sí vi a mujeres que se le insinuaban», remarcó.