Había una particular actitud combativa en María Isabel Sánchez Vegara cuando se le ocurrió que el mercado del libro infantil necesitaba algo más que Blancanieves y Cenicientas esperando a que les endosen el beso o el zapato de turno. Modelos, faltaban modelos en los cuentos, porque en la historia, aunque escondidas y a veces nada reconocidas, a poco que te pusieras a buscar, los ejemplos se multiplicaban. Así que, ¿por qué no convertir las historias de estas mujeres que lucharon en el activismo, la política, el arte o la ciencia en esos cuentos? Así nació «Pequeña & Grande» (Alba), una colección que ha logrado seducir al mercado internacional, superando los dos millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, con traducciones a 25 países, entre los cuales están lugares tan poco usuales para una colección que reivindica el papel de la mujer en la historia como Azerbayan, Turquía, Emiratos Árabes, Marruecos, Kuwait o Qatar. Ahora acaba de salir en China.

Podría decirse que Sánchez Vegara es una especie de showrunner (ya saben, esos guionistas y productores que dotan de unidad a una serie televisiva). Ella elige los personajes, escribe los textos y busca a los ilustradores, que en muy pocas ocasiones se repiten. Lo curioso es que, si nunca lo hacen, ¿cómo es que las encantadoras y ya icónicas portadas en una primera y precipitada mirada parecerían obra de un mismo dibujante? Porque la showrunner vela por esa coherencia y eso es algo que afecta directamente (de manera positiva) a todo su trabajo: «Les doy la pauta, marcamos momentos y proporciones y al final todo queda homogéneo».

Eclosión feminista

Hace cinco años que la colección echó a andar y desde entonces hasta ahora han pasado muchas cosas para las mujeres: el MeToo, la fuerza inesperada de los últimos 8 de marzo, la eclosión del poder de la mujer en el centro del discurso social? Así que «Pequeña & Grande», que supo detectar en el ambiente esa efervescencia incluso antes de que estallara, se conectó directamente con la realidad. «Cuando empezamos la colección -cuenta su creadora-, visité la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia y me quedé impresionada ante aquel enorme escaparate, pero inmediatamente me vine arriba porque detecté que allí no había libros como los míos», señala ufana.

El desfile empezó con una Coco Chanel paradigmática. «Acababa de leer una biografía sobre su vida -explica Sánchez Vegara-y me parecía que reunía todo lo que yo quería decir con esta colección, toda su simbología. La mujer moderna nace con ella, fue la primera en ponerse pantalones? Después vinieron casi naturalmente Frida Kahlo y Audrey Hepburn. En realidad, no dejaban de ser las mujeres que me hubiera gustado conocer de pequeña».

Y además, en general, suelen ser figuras contemporáneas y asimiladas por la cultura pop, en un juego en el que la muy intelectual Simone de Beauvoir puede compartir estantería con Carmen Amaya. «Me gusta que la colección refleje cómo le fue al siglo XX». Y ahí están la dama de la novela negra Agatha Christie, la científica Marie Curie, la pionera de la aviación Amelia Earhart, la primatóloga Dian Fossey, la jazzwoman Ella Fitzgerald, la pintora Georgia O'Keeffe, la educadora Maria Montessori o Rosa Parks. La activista afroamericana ha sido la última en aparecer en la colección.

«A veces busco un cierto contraste entre lo que se espera de los personajes y sus ilustradores. En el caso de Kahlo, que se retrató tanto a sí misma y hoy resulta un tanto manida, busqué a una ilustradora de Malasia, Gee Fan Eng. Pero en general, me inclino por una cierta complicidad. Respecto de Anne Frank, que tiene una línea un poco más severa y realista, encontré a Sveta Dorosheva, de origen ucraniano que vive en Israel». Contar la historia de una niña que murió en un campo de concentración a los más pequeños no es tarea nada sencilla como se ha podido ver a lo largo de la historia de la literatura. Es una buena muestra de cómo la colección no rehúye los aspectos más vidriosos. «En mis libros los personajes no mueren, pero se dejan algunas pistas para que los padres decidan hasta dónde quieren llevar la explicación», asegura con contundencia su creadora.

No se ocultan las cosas más difíciles de explicar debajo de la alfombra en «Pequeña & Grande». Gloria Fuertes tiene una novia. Lucy Maud Montgomery, la autora del clásico Ana, la de las tejas verdes, pierde a sus padres y se ve obligada a vivir con sus abuelos que la tratan mal.

Frida Kahlo sufre un sangriento accidente. «Yo no quería que el resultado fuera una especie de Wikipedia para niños, sino un verdadero cuento». Pese a eso, todos los volúmenes incluyen un epílogo con esos datos biográficos y fotografías gracias a los cuales se les puede mostrar a los pequeños que aquellos personajes existieron de verdad. «Porque muchos no se lo creían».

No solo para ellas

La colección nació pensando en las niñas, pero evidentemente, y ese es su valor, no está dirigida estrictamente a ellas. De ahí que los títulos 17 y 18 supusieran una gran novedad con la aparición de determinadas figuras masculinas como Muhammad Alí o Stephen Hawkings. «La idea es que las mujeres hemos estado encasilladas en roles muy concretos, pero es verdad que a los hombres les ha pasado lo mismo».

Esa es la nada escondida intención del último libro de la serie dedicado al bailarín Rudolf Nuréyev, que en el relato descubre que no hay cosas de niño o de niña porque, como apostilla la autora, «no a todos los niños les gustan los camiones o el fútbol». Hay mucho trabajo que hacer todavía en ese sentido porque, cuenta Sánchez Vegara, algunas niñas se han tomado la inclusión de los chicos como una traición y algunos niños solo han empezado a leer la serie cuando han aparecido estos volúmenes.

De momento, el proyecto que tan buena recepción ha tenido no hace más que crecer. En Estados Unidos ya están pidiendo figuras concretas como es el caso de Dolly Parton mientras que en Alemania solicitan a la filósofa Hannah Arendt y a la coreógrafa Pina Bausch, lo que ha obligado a la autora a escribir los textos originalmente en inglés. Incansable, prepara dos títulos al mes y calcula que el año que viene habrá más de 50 títulos en el mercado. Una cifra que habla por sí sola de su implicación en el proyecto. Y en septiembre se sumarán las camisetas. ¿De Chanel? No, de Chanel no porque los derechos están muy protegidos. Pero sí, Amelia Earhart y Marie Curie.

El fenómeno editorial está servido y es un hecho que ha llegado para quedarse. Muy probablemente, la autora vuelva a visitar la feria de Bolonia pero ahora pisará aún más fuerte que cuando se dio cuenta de que su idea no la tenía nadie.