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Reencuentro con Gil-Albert y con su biblioteca perdida

No todo fue tan infeliz en la vuelta de Max Aub a València aquel verano de 1969. En su efímera visita, Aub tuvo la oportunidad de reencontrarse con viejos amigos y conocidos de su juventud como Fernando Dicenta, Juan Chabás, José Gaos, Joaquín Rodrigo, Genaro Lahuerta, Pedro Sánchez, Ángel Lacalle o Juan Gil-Albert. «Juan más encorvado, la voz más fina, idéntica amistad y exquisito buen gusto. Misma figura en los modales y en la voz, incapaz de subir el tono, reconcomiéndose a cualquier disparidad o enojo», escribe Aub en «La gallina ciega» tras visitar en su casa al poeta alcoyano. El libro refleja otro episodio curioso de su vuelta a su ciudad adoptiva: cuando Aub intenta recuperar su biblioteca personal, depositada en la Universitat de València y cuya devolución había pedido diez años atrás. Entonces le pidieron que, desde México, hiciera una lista «de memoria» de los libros que quería. «¿Cuántos volúmenes había? ¿Cuáles eran? Podían ser seis o siete mil. Ahora, la hago [la lista, y a la vista de los libros]. ¿Cuántos libros míos habrá aquí, en estas estanterías de metal donde se alinean bien ordenados? Lo sorprendente es que lo que de lo mío queda relativamente muy poco„está junto, ordenado. ¿Quién fue el hada?».

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