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El vacío de Roca Rey

Tras la ausencia del joven espada, en ninguno de los festejos de una plaza de primera se ha puesto el cartel de «No hay billetes» - Paco Ureña, triunfador del verano, ocupa sitios de relevancia pero no tiene el magnetismo del torero peruano

El vacío de Roca Rey

Andrés Roca Rey es caballo ganador en los carteles y garantía de éxito para los empresarios taurinos a la hora de contar beneficios tras organizar la feria. El torero peruano es un joven de 23 años hambriento de gloria y sediento de triunfo que atrae a propios y extraños a una plaza de toros cuando su nombre cuelga de la cartelería, pero ¿qué ocurre cuando el torero de moda lleva un mes y medio sin torear?

La respuesta a esta pregunta no es complicada si se han seguido las principales ferias del verano -época en la que más festejos se organizan debido a la concentración de festividades- como la Feria de Julio de València, la Semana Grande de San Sebastián, la Feria de Málaga o las Corridas Generales de Bilbao. En ninguno de los mencionados ciclos, todos ellos de plazas de primera categoría (donde se mide el nivel de los toreros), se ha colgado el cartel de «No hay billetes» que llevaba debajo del brazo el torero limeño cada vez que se anunciaba y, por ende, las taquillas se han resentido de una forma sustancial. Además de la ausencia de Roca Rey, otros de los puntos claves en el descenso de público este verano ha sido la bajada de trapío en los cosos de primer nivel.

Asimismo, en los corrillos taurinos siempre se ha dicho que aquello que dictamina la categoría del cartel es la asistencia del público. Y esa presencia de espectadores se ha visto mermada por esa lesión de cervicales que irradia al hombro derecho y que ya ha sido tratado hasta en Estados Unidos. Con las correas de transmisión de la capacidad y el valor, la joven figura solo ha toreado 17 festejos esta temporada y solo espera volver a torear en Lima (Perú) -su tierra natal- el próximo mes de noviembre. Ahora, se encuentra en Sevilla, donde se esta recuperando con tratamiento de fisioterapia y sesiones de rehabilitación.

El sitio del triunfador de la temporada, que todo apuntaba a que, de nuevo, iba a ser para Roca Rey tras su puerta grande en San Isidro, se lo ha apropiado Paco Ureña con méritos propios. El torero de Lorca, que se alzó como máximo triunfador en Madrid tras su salida en hombros en el festejo de la Beneficencia, también ha sido galardonado en la Feria de Pentecostés de Nimes, la Feria de Julio de València, la Feria de Santiago de Santander y las Corridas Generales de Bilbao. Estos triunfos encadenados del lorquino le han hecho ocupar sitios de relevancia ganados a pulso con la auténtica pureza de su toreo -una de las máximas en la fiesta de los toros- pero ha dejado constancia que no tiene el magnetismo entre el público que, en cambio, sí ostenta el peruano tarde tras tarde.

Sin embargo, la afición sí que empieza a viajar para ver a Pablo Aguado, la principal novedad de esta temporada, pero no con la misma fuerza que lo hizo el primer año de Roca Rey porque las ausencias del sevillano en Málaga y Bilbao tras su percance en Gijón mermaron su protagonismo este verano, donde las únicas plazas de primera que pisó fueron Pamplona y San Sebastián.

Emilio de Justo, que ayer por la tarde lidió en solitario seis toros de Victorino Martín en Dax, o David de Miranda, que salió por la puerta grande de Las Ventas en su confirmación de alternativa, no han pasado de la veintena de festejos este año.

Este vacío que ha otorgado Roca Rey al verano taurino deja claro que las ferias están hechas a su medida porque nadie tiene su imán para atraer a tanto público ni la ambición de querer el cetro del toreo cada tarde.

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