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La Hora del Vermut o la simbiosis entre público, arte y espacio

El Palacio de los Condes de Alpuente acogerá la tercera edición de esta muestra "efímera e independiente"

La hora del vermut es una intervención efímera e independiente de pintura contemporánea que se celebra por tercera vez en València

En el número 26 de la calle Caballeros de València se encuentra el Palacio de los Condes de Alpuente, un edificio barroco cuyo último uso fue como despacho de arquitectura. Desde entonces, permanece cerrado. «Nos asombró bastante cuando nos abrieron este espacio lo poco utilizado que parece. Este año hemos barajado bastante espacios y bastante buenos, pero al final escogimos éste porque para nosotros es un reto». Así lo explica Alberto Beltrán, impulsor de la tercera edición de La Hora del Vermut, una exposición «efímera e independiente organizada y gestionada por los propios artistas participantes» que «pretende visibilizar las últimas propuestas de la pintura contemporánea y crear un espacio experimental y de simbiosis entre el público y los autores».

La Hora del Vermut de este año tendrá lugar del 19 al 22 de septiembre y esta vez ha quedado incluida en la programación de «Abierto València», una cita organizada por la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunitat Valenciana, con motivo de la inauguración de la temporada artística de la ciudad. «Escogimos el Palacio de los Condes de Alpuente por lo bonitos que son este tipo de edificios, pero también porque está en medio de la ciudad, del circuito, en una calle peatonal, a caballo entre varias galerías», añade Beltrán.

Además de Beltrán, en la Hora del Vermut de 2019 expondrán María Tinaut, José Luis Cremades, Nelo Vinuesa, Manuel Blázquez, Luce, Alex Marco, Victoria Iranzo, Antonio Iranzo y Enrico Della Torre. Son, como el propio Beltrán indican, artistas contemporáneos que han expuesto en diferentes galerías, museos, instituciones y ferias nacionales e internacionales, y que han destacado por su calidad y proyección en este tipo de muestras.

También entre su puntos en común está la vinculación de sus carreras -en mayor o menor medida- con València, además de «cierta fijación con la pintura, pero bueno...», apunta algo dubitativo Beltrán. Pero poco más.

«Siempre hemos sido reivindicadores de la pintura contemporánea, pero hay mucha variedad entre nosotros -explica el artista-. No obstante, aunque a un espectador externo le pueda parecer que no tenemos nada que ver entre nosotros y que unos tiran más hacia un lado y otros a otro, es cierto que nos auna mucho la cultura pictórica que tenemos».

Y La Hora del Vermut ofrecerá ejemplos de esta «cultura pictórica». Como la de Nelo Vinuesa, que también transita entre la escultura, la animación y el dibujo; una obra que evoca narraciones construidas a partir de imágenes simbólicas. Las series de Manu Blázquez -ganador de la IV edición del Premio de Dibujo DK-Makma, por un trabajo que toma como referencia la Sinfonía inacabada de Schubert que expuso en el Muvim-, se desarrolla a través de parámetros matemáticos y secuenciales. Luce, por su parte, ha trascendido los límites de la escena grafitera valenciana en la que se inició. El trabajo de Maria Tinaut mira al contexto de una foto, a veces incluso seccionando las propias imágenes para reconsiderar las realidades que las rodean.

El alicantino José Luis Cremades ubica su producción sobre el abismo de saber e intuir, explorando el arsenal complejo de las indirectas de corte sintético y lacónico como el ritmo, el color, la composición, la textura y el contraste. Y la obra abstracta de Antonio González gira en torno a la reflexión y el estudio del lenguaje pictórico a través de elementos formales como el círculo, la línea o el cuadrado.

En la pintura de Álex Marco, el uso del pigmento negro se expande y rebota de forma infinita en el soporte crudo, reflejando un proceso basado en la inmediatez y lo primitivo. Y en la de Victoria Iranzo la tradición y la modernidad se unen desde elementos reconocibles como el cuerpo humano y las formas vegetales a través de telas, colores y estampados. Alberto Beltrán parte de una síntesis pictórica que une abstracción, figuración, fotografía y elementos editoriales. Y Enrico Della Torre explora a partir de sus telas y carboncillos sobre el método pictórico, su lógica y su práctica.

Pero La Hora del Vermut también quiere poner en manifiesto el valor de los proyectos que funcionan en paralelo a la agenda oficial, «iniciativas que son el reflejo de un contexto local, en muchos casos desconocidos por el público», según presentan sus organizadores.

«La exposición es una reivindicación artística y estética, sí. Pero también queremos reivindicar que en València la pintura contemporánea tenga más espacio -señala Beltrán-. En realidad todos somos artistas con un nicho de mercado, pero reivindicamos que se mueva algo más en la ciudad y poder tener lo que no nos dan las instituciones. El mercado sí nos da una oportunidad, pero a nivel institucional València es una ciudad bastante difícil. Al final es un poco yo me lo guiso, yo me lo como, y lo hago bien, por el placer de hacerlo».

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