El Palacio de Liria inicia una nueva etapa como palacio habitado y visitable, el único de su condición en España, con su apertura al gran público. Una transformación que permitirá admirar los tesoros de la Casa de Alba y pasear por estancias que combinan historia y vida familiar.

Conocido como «el hermano pequeño del Palacio Real», el edificio lleva meses preparándose para la apertura, en Madrid, con nueva iluminación, cámaras de seguridad y acondicionando el recorrido para recibir a los primeros visitantes este jueves.

Ya lo hacían antes, en dos pequeños grupos, un día a la semana y con dos años de espera. «Queremos mostrar una casa», explica Álvaro Romero Sánchez de Arjona. En su recorrido, el extenso legado de la Casa Alba está salpicado con fotografías familiares y objetos personales de los distintos duques de la familia, una combinación de historia y curiosidad por la vida privada de una de las familias de más alta alcurnia de la nobleza española.

A la legión de cuadros de autores ilustres como Rubens, Goya, o Velázquez se suman objetos personales, como frascos de colonia y pastilleros de la fallecida Cayetana de Alba y elementos del escritorio de su padre.

En la mayoría de las 14 salas visitables también hay fotos familiares, como instantáneas de la boda y la infancia de Cayetana de Alba, que, en otras, aparece acompañada por Jackie Kennedy, un retrato de Felipe González junto a su mujer Carmen Romero, una instantánea de la boda de los Reyes eméritos, y otras más actuales, como las de los hijos del actual duque, Carlos Fitz-James Stuart.

El edificio ha tenido muchas vidas. La primera cuando fue construido en 1770, época en que fue residencia de varios duques, hasta que fue asolado por un incendio durante la Guerra Civil, cuando solo permanecieron en pie las fachadas. El entonces duque Jacobo Fitz-James Stuart, impulsó su reconstrucción, junto a su hija, Cayetana. Las estancias que ahora se pueden visitar siempre estuvieron ideadas para enseñar el patrimonio de la Casa de Alba.

«La parte más importante de la colección se salvó, se guardó en el Museo del Prado, el Banco de España, la embajada británica y otros lugares», explica Romero Sánchez de Arjona. Aquella maniobra, permitió conservar la extensa y rica colección de arte que hoy puede ver el público: cuadros de Zuloaga, Murillo, Goya, Tiziano, Rubens, Velázquez, cuelgan de sus muros junto a tapices de la Manufactura de los Gobelinos o una Afrodita Genetrix del siglo I a. C., la pieza arqueológica más importante de la casa.

Visitas en grupo

La familia continuará trabajando con museos de todo el mundo para el préstamo de sus obras. Aunque para la apertura se ha intentado que estén cuadros como la famosa duquesa de Alba de Goya, que se había prestado al Thyssen.

La dependencias que se pueden visitar están en la primera planta, mientras que la residencia de Carlos Fitz-James Stuart y sus hijos, se sitúa en la tercera planta.

Las visitas se interrumpen a la hora de la comida, por si la familia necesita el comedor incluido en el recorrido y con vistas a los jardines interiores, que también permanecen cerrados al público.

Las visitas, con una duración de poco más de una hora, y con un precio entre 14 y 12 euros se realizan en grupo. Además, estarán prohibidas las fotos.