No había nada que estuviera más lejos. De pequeño me explicaban que si cavaba un túnel en línea recta a través de nuestro planeta acabaría saliendo por Australia. Yo vivía en un séptimo piso y alucinaba pensando en la cara de los vecinos cuando me vieran apareciendo desde su techo del comedor. Cuando logré levantar la primera baldosa, la bronca de mis padres fue monumental. Que cogiera el ascensor y empezara la obra desde el cuarto de contadores, a ras de suelo, me gritaron. También aprovecharon el cabreo para revelarme que en caso de secuestro -terrores a mí, un niño de San Marcelino- podría saber si estaba en las antípodas llenando un lavabo y observando cómo desaguaba. Si el remolino giraba al revés que en casa es que se me habían llevado allí abajo.

No sé si es cierto, pero se lo podríamos preguntar a alguno de los tres impresionantes y divertidísimos grupos australianos que visitan València este otoño: Hoodo Gurus, Datura4 y You Am I, quienes en la noche del jueves desplegarán todo su poder en el escenario de El Loco. Si no los han visto nunca, no se pierdan la oportunidad porque sus shows son arrolladores.

Los You Am I facturan un rock enciclopédico en el que puedes encontrar estribillos maravillosos, guitarras potentes y afiladas, ritmos trepidantes y una actitud honesta y enérgica que convierte cada concierto suyo en una experiencia única. Si los han visto alguna vez, seguro que repiten. Tanto es así, que The Who, The Rolling Stones, Oasis o Cracker los han llevado de teloneros.

Con apego por el rock clásico y propulsados por el talento de Tim Rogers para componer poderosas y bellas melodías, You Am I se han construido una sólida carrera en la que han jugado con la aspereza del indie norteamericano, la psicodelia sixtie, los riffs setenteros y el gancho pop de inequívoca raíz británica al estilo The Jam, Kinks o Small Faces. A lo largo de veinticinco años, estos clásicos de la escena aussie han publicado una decena de discos de estudio -"Porridge and hotsauce" de 2015 es su última e impetuosa entrega- y tres en los que reflejan el arte que tienen en directo. Sus actuaciones son un torbellino de electricidad, energía, sudor y entrega, lo habitual en bandas australianas, que no admiten refinamientos ni delicadezas cuando enchufan sus amplis delante del público, ya sea en un pub o en un estadio. Un trallazo de puro rock and roll para cargar las pilas y afrontar la segunda parte de la semana con una sonrisa en la boca y un incendio de placer en el corazón.