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"La animación es cine en mayúsculas; pese a quien le pese"

El director de «Buñuel y el laberinto de las tortugas», Salvador Simó, visita La Nau

"La animación es cine en mayúsculas; pese a quien le pese"

Más de un año le costó a Salvador Simó determinar cuál sería la historia de su cuarta película. Solo tenía el punto de partida: Luis Buñuel. Lo difícil era escoger entre todas las anécdotas de este genio universal, ganador de la Palma de Oro de Cannes por Viridiana (1961). Después de leer toda la bibliografía sobre el artista aragonés se dio cuenta de que había un factor que determinaba toda la carrera de Buñuel: la amistad. «Los amigos conformaban la esencia de Luis Buñuel», aseguró el director frente a decenas de animadores en una de las jornadas de Prime the Animation, el certamen de la UPV que se celebró ayer en La Nau. Salvador Simó fue uno de los invitados más esperados, ya que narró el proceso creativo de Buñuel y el laberinto de las tortugas (2018), una película de producción valenciana que le llevó a ganar el premio a la Mejor banda sonora del Festival de Málaga y la Mención del jurado del Festival de Annecy.

«Decidí contar la historia de amistad entre Buñuel y Ramón Acín para narrar uno de los momentos más importantes de la vida de Buñuel. Cuando tenía 32 años y estaba pensando en cambiar su lenguaje cinematográfico. Quiso abandonar la influencia de Salvador Dalí para grabar Las Hurdes». Según Simó, durante el año que se zambulló en la vida de Buñuel, se dio cuenta de que «la animación es cine en mayúsculas; pese a quien le pese». El viaje creativo de Buñuel coincidió también con el Simó, el de «un animador que intentaba hacerse un hueco en el cine». «Empecé a estudiar dirección de cine después de tener a mi hija. Dejé de ver la animación como tal para entenderla como cine», resaltó Simó. «A veces, los animadores estamos perdidos y nos olvidamos de lo esencial: el lenguaje». Según Simó, la cinta cuenta con detalles imperceptibles que la convierten en una película más dentro del sector, como los movimientos de cámara, que imitan a los de un rodaje con actores reales. «La cámara respira», aseguró. «Una de las cosas más importantes a la hora de plantear un proyecto cinematográfico es 'dimensionarlo'. Es decir, utilizar unos recursos y unas técnicas basadas en una historia, en un guión y en un público», explicó el director, cuyo productor le dijo: «No hacemos fútbol, sino patinaje artístico, y el público del patinaje artístico es el que es»

Simó enumeró sus referentes uno a uno. Woody Allen, Pedro Almodóvar, Sergio Leone, Jean-Luc Godard, Carl Theodor Dreyer y Satoshi Kon, el único director de cine de animación. «Todos ellos se han arriesgado en cada película», aseguró Simó . El proyecto fue desarrollado por la productora valenciana Hampa Studio y fue preseleccionado para representar a España en los Oscar, siendo la primera película de animación elegida por la Academia de Cine para competir en la categoría de Mejor filme extranjero. La cinta, que hoy se podrá ver por última vez en la Filmoteca dentro del certamen de la UPV, estuvo nominada a Mejor película en el Festival de Málaga.

Un Buñuel sin presupuesto

Buñuel en el laberinto de las tortugas viaja al París de los años treinta, donde la película La edad de oro provoca un escándalo y su autor, Luis Buñuel, que pensaba estar destinado a ser la estrella del surrealismo, se queda sin apoyos. En ese contexto, alguien le ofrece un proyecto documental sobre uno de los lugares más pobres de España, Las Hurdes, pero Buñuel no cuenta con dinero para llevarlo a cabo.

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