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Los Chikos del Maíz: "Volvemos para entretener, no para salvar a la izquierda»

«Con 25 años no hubiéramos sacado un disco así ni borrachos. Nuestro yo veinteañero nos hubiera tirado piedras» - «Ahora se le llama rap a cualquier cosa. O peor, música urbana. ¿Qué tenemos que ver nosotros con Rosalía»

Los Chikos del Maíz: "Volvemos para entretener, no para salvar a la izquierda»

Los Chikos del Maíz acaban de publicar Comanchería, su tercer LP, un disco en el que los valencianos han elevado el nivel musical pero han mantenido la guillotina (sobre Cayetana, Abascal, Rivera, Errejón, Carmena, Dani Mateo, Nadal, Jota o Edu Galán) bien afilada. Vuelven tres años después de haber anunciado un parón, cansados de su sobreexposición como referente musical de la nueva izquierda, esa que llega a otras elecciones hecha unos zorros. Quizá les ha pasado como a Michael Corleone, que cuando creía estar fuera le volvieron a meter dentro. «Habíamos parado porque cansaba ser Chiko del Maíz -explica Toni «El Sucio»-. Pero sentíamos que estábamos preparados para volver». «Nos apetecía el rollo del rap, sus producciones, su show con DJ, más ingenio, mordacidad, incluso permitirnos hablar de otra cosa que no sea política», añade Nega.

P «Te cambio la revolución por morir en tus caderas», cantan. Al final serán unos románticos.

R N: Ese tipo de movidas con la edad se acentúa más. Con 25 años no me veo diciendo ni loco una letra como esa.

R T: En el rap no se aceptaban ese tipo de cosas. Hablar de amor o incluso un estribillo cantado era un tabú, pero creo que todos hemos madurado, nosotros y el género.

P En un tema dicen que preferirían cantar sobre sus gatos que sobre los políticos.

R N: Ojalá pudiéramos escribir sobre gatos, paellas y paisajes bucólicos, pero la realidad aprieta... Anoche unos nazis entraron aquí en València en un cine para boicotear la película de Amenábar...

P ¿«Que se joda por tibio», como también cantan en referencia al cine español?

R N: El cine de la Guerra Civil en este país ya sabemos cómo es, es equidistante, no hubo ni buenos ni malos... Pues vete a tomar por saco. Sí que hubo buenos y malos, un gobierno democráticamente elegido derribado por un golpe de estado con la ayuda del fascismo italiano y el nazismo alemán. Pero ahora tienes que salir a defender a Amenábar porque los locos estos han entrado durante una proyección.

P Hay rap clásico, soul, guitarras eléctricas y acústicas pero lo más sorprendente es que hay salsa. ¿Cómo llegan hasta ahí?

R N: Llevamos muchos años haciendo el mismo tipo de bases, y aunque la mitad del disco está enfocado al hip hop newyorkino, ahora apetecía jugar con la música. Sin miedo y para adelante.

P ¿La edad les ha hecho más tolerantes musicalmente?

R T: Con 25 años no hubiéramos sacado un disco así ni borrachos. Nuestro yo veinteañero nos hubiera tirado piedras y nos hubiera gritado «toyaco».

P ¿Hacen política al reivindicar musicalmente ese rap clásico en el que había denuncia social?

R T: Sí, porque esa reivindicación social del rap se ha perdido. A lo nuestro lo llaman rap social o rap político cuando el rap de los inicios ya era social y político de por sí. Se ha desvirtuado tanto y se ha perdido tanto la esencia en sonido y temática, que hay incluso rap fascista. Hacer rap es fácil y mucha gente lo aprovecha.

P Las referencias a los nuevos raperos no son demasiado amables en el disco. ¿Está mal el gremio?

R N: No diría que está mal porque sigue saliendo peña que lo hace guay, como Ayax y Prok... Pero hay mucho impostor, mucho pipiolo, gente que no tiene vergüenza a salir con el esponsor... Está bien que la cultura se haya abierto y se experimente, pero lo malo es que se comercializa hasta niveles extremos.

R T: Ahora se llama rap a cualquier cosa. O peor, música urbana. A nosotros nos meten ahí y no creo que tengamos nada que ver con Lola Índigo o con Rosalía o con Enrique Iglesia o el Balvin éste.

R N: ¿Urbano? ¿Que la peña de los pueblos no puede hacer rap? La gente no investiga, no hay nivel.

P Hablando de nivel. ¿Cuando cantan sobre Azarías o John Reed o Violet Gibson están exigiendo cierto nivel cultural al oyente?

R T: Hombre, no creo que hagamos referencias demasiado escondidas, la mayoría son bastante comunes. Pero ayudamos a que mucha gente lea y vea películas a partir de estas referencias. Hay una línea muy fina entre la referencia y parecer un pedante y un puto imbécil.

P Hay mucho cine en el disco y frases como la de «Adiós pequeña, adiós» en la que se dice que lo que define a uno es el barrio, la ciudad o la familia.

R Seguramente Ben Afflek no es consciente de ello, pero ahí está haciendo una descripción del orgullo de clase de una forma tan brutal y directa que la queríamos meter.

P El barrio da identidad de clase, pero en el barrio también hay gente que vota a Vox.

R T: Los barrios no son perfectos. Es donde más casas de apuestas hay, por ejemplo, pero porque los jóvenes no tienen expectativas de futuro, esa es también la realidad social. Hay contradicciones, pero es la gente con la que tenemos más cosas en común.

P ¿En València se ha perdido esa esencia de barrio?

R N: Mira cómo está el Carmen, están echando a los vecinos para hacer apartamentos turísticos y subir los alquileres. Si no hay barrios desaparecen las tiendas y solo quedan cuatro cafeterías modernas y dos de alquiler de bicicletas. La ciudad y los barrios se están convirtiendo en un decorado.

P «Fórmate, entrénate en el parque», cantáis. ¿La lucha se hace sin los cascos puestos?

R T: Claro. No vamos a vender la moto de que lideramos una revolución ni que vamos a cambiar el mundo. Quizá algunos pueden iniciarse en movimientos sociales después de escucharnos porque la música conecta más con la gente joven que un tocho de Lenin.

R N: Estamos aquí para entretener, es lo principal. Si después uno descubre una película, un libro o un referente político, mejor. Y no caigamos en la trampa: estar en un grupo de música política no es militancia. Militancia es ir a esas asambleas de barrio que no acaban nunca.

P «Comanchería» llega en un momento muy convulso para la izquierda. ¿El disco acota el terreno del debate o lo amplía?

R T: En el disco se llevan palos todos, pero creo que la gente sabe de qué pie cojeamos.

R N: No estamos aquí para sacar votos para nadie ni para salvar a la izquierda. Hemos vuelto para entretener y para decir lo nuestro. El que quiera que lo compre y, si no, que eche a correr. Sería arrogante echarnos la izquierda a la espalda y solucionar la que hay liada.

P Pero durante un tiempo sí fuisteis una referencia para la nueva izquierda, Podemos y demás.

R T: Lo que sucedió es que hubo una generación, la de Pablo Iglesias y Alberto Garzón, que ya nos escuchaba antes de dar el salto a la política. Pero no creemos ser referencia ni lo pretendemos.

P «Peleamos sucio, vestimos elegante». ¿Resume eso el disco? ¿Letras duras pero más riqueza musical?

R N: Sí, la pelea, la actitud, el mensaje se ha mantenido, pero hemos arriesgado más en lo musical. Y creo que ese contraste está guay. En ese tema, «Anatomía de un asesinato», la base y la música es de las más suaves que hemos hecho pero tiene alguna de las frases más brutales que hemos escrito.

P ¿Les ha domado el tiempo?

R N: Sí, escuchas las maquetas o el primer disco te das cuenta de que antes éramos más bestias.

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