Jean Dubuffet (Le Havre,1901-París, 1985) llega al Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) para poner al hombre común en el centro de la creación, reflexionar sobre la etnología y hacer una crítica sobre la cultura de su tiempo.

«Jean Dubuffet. Un bárbaro en Europa» reúne 150 obras -entre pinturas, documentos, fotografías o esculturas- que ayudan a comprender la personalidad e identidad del inventor del «arte bruto», aquel creado por gentes ajenas al mundo artístico y que él encontró en lugares poco normativos como hospitales psiquiátricos.

«No es una exposición cualquiera. Dubuffet es un artista heterodoxo, ha conseguido ampliar lo que se entendía como creación, cuestionó lo que debía ser la cultura, dio voz a pueblos ignorados o a actores socialmente marginados», dijo ayer el director del museo, José Miguel G. Cortés, en la presentación de la exposición que se puede visitar hasta el próximo16 de febrero.

«Puso en solfa el concepto de modernidad. De hecho, podemos hablar de un antes y un después de Dubuffet. Amplió nuestras mentes e hizo que nuestros sentidos despertaran», añadió Cortés.

Cuestionamiento

de los principios del arte

Junto a él, el comisario de la muestra, Baptiste Brun -profesor de Historia del Arte y estudioso de Dubuffet- recordó que «el origen de esta exposición es una retrospectiva, pero no en orden cronológico, sino como confrontación de periodos, lo que nos permite mostrar una estructura general de su obra, de la heterogeneidad de su obra». Aseguró que el recorrido de la exhibición «reivindica su faceta no solo de pintor, músico o escultor, sino también la de escritor». Explicó, además, que Dubuffet trabajó el coleccionismo en espacios como hospitales psiquiátricos y que cuestionó los principios del arte.

Así, la exposición se divide entres grandes secciones: «La celebración el hombre común», «Etnografía en acción» y «Crítica de la cultura».

El hombre común es una figura esencial para el artista francés, la implementa en el corazón de sus escritos y pinturas desde 1944. Con esta figura fantástica, Dubuffet proclama los valores de la humildad y la modestia para poner en valor el retrato del ser humano despojado de individualismos. Rechaza así la belleza o el heroísmo, aspectos fuera de lo común.

Los sujetos que Dubuffet representa aquí viven escenas urbanas y rurales alegres, lejanas a los tiempos bélicos. Estas imágenes, pese al tiempo, no dejarán de aparecer en su obra. Los personajes adoptan formas grotescas y son descritos de forma somera e infantil.

En este enaltecimiento del hombre común, Dubuffet pone la mirada en el arte popular: toca el acordeón, esculpe marionetas -la muestra exhibe algunos ejemplos- y aprende a manejarlas. A mediados de los años 30, Dubuffet conoce a la que será su mujer: Lili Carlu. Con ella conocerá la vida bohemia parisina y cuyos orígenes populares y pícaros sedujeron al artista. Juntos crearon, incluso, un teatro de marionetas.

El grafiti es otro de los aspectos en los que Dubuffet fija su mirada en cuanto al hombre común. Recorre las calles de París en busca de grabados sobre los muros, adquiere fotografías y recoge mensajes que alimentan su producción litográfica y pictórica.

El visitante que avance por la galería 1 del IVAM encontrará la «Etnografía en acción» de Dubuffet. Durante el periodo de entreguerras el artista se interesa por la creación al margen de la Historia del Arte occidental. El «arte bruto» -iniciado en 1945- está en el corazón de su reflexión. Dubuffet muestra su atracción por el arte hecho en asilos, el arte popular, el diseño infantil, las artes primitivas o los objetos «extraoccidentales».

Conviven en estas salas piezas de madera, realizadas por otros artistas, con las que Dubuffet cuestiona el primitivismo, dibujos realizados por internos en clínicas psiquiátricas o trazos de Dubuffet inspirados en sus viajes al Sáhara. Entre 1947 y 1949 realiza viajes al sur, llega a aprender árabe y los dialectos de los tuareg. Se interesa por su música, dibuja y anima a dibujar.

Finalmente, el visitante concluirá su recorrido en la «Crítica de la cultura». Dubuffet cuestiona los valores que la fundamentan, el punto de vista, el lenguaje y los sistemas de creencias. Tal es así que llega a descentrar el punto de vista, lo pone del revés. Él revoca la perspectiva única y el modelo tradicional. Sus pinturas invitan a observar la realidad desde otra perspectiva para acabar reivindicando que el hombre no está en el centro del mundo.

Seguidor del animismo

La muestra reposa, además, sobre la faceta de escritor del artista. Expone obras que distorsionan el concepto de libro y altera el principio de interacción entre la imagen y el texto. Por último, «Un bárbaro en Europa» señala el animismo que profesaba Dubuffet. Para él todo eran seres. Su gusto por los materiales hace pensar que es el mediador de una espiritualidad que les es propia.

Sobre cómo fue recibida la obra de Dubuffet en sus tiempos, Brun aseguró que «en los años 40 y 50 la crítica fue hostil, decían que su pintura era mala y de comerciante de vino [sus padres se dedicaban al negocio vinícola]. Pero había escritores de la vanguardia que lo defendían, aunque también decían que era comerciante de vino (ríe)». Ya «en los 60 o 70 -continuó el comisario- fue muy importante y más reconocido. Inspiró a colectivos como Equipo Crónica», explicó.

Brun incidió en el «intento de Dubuffet de despatologizar las obras del arte bruto, dio valor a objetos poco considerados», concluyó.

La exposición cuenta con 150 obras y objetos provenientes de las más grandes colecciones europeas como Musée Rolin (Autun), Fondation Beyeler (Bâle), Musée Unterlinden (Colmar), Musée Barbier-Müller (Genève), Musée d'Ethnographie de Genève, Louisiana Museum of Modern Art (Humlebaek), Colection de l'Art Brut (Lausanne), Musée André Malraux, (Le Havre), Musée de l'Abbaye Sainte-Croix - MASC (Les Sables-d'Olonne), Musée des Confluences (Lyon), Musée Cantini (Marseille), Centre Pompidou / Musée National d'Art Moderne (Paris), Fondation Dubuffet (Paris), Musée des Arts décoratifs (Paris), Musée du Quai Branly - Jacques Chirac (París), LaM, Villeneuve d'Ascq y el Mucem de Marsella.