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Crítica musical

El efecto colateral

El efecto colateral

El cierre sine die del Palau de la Música ha supuesto un colapso generalizado de la actividad musical valenciana. La temporada sinfónica, los ciclos de cámara o vocales, las Artes en Paralelo y demás oferta cultural ha debido acomodarse -con mejor o peor acierto- en diferentes emplazamientos de la capital, no siempre de manera satisfactoria. Posiblemente, el efecto colateral más perjudicial haya sido el sufrido por la SFV, la entidad más antigua y de mayor solera de la toda C. Valenciana que, a lo largo de la temporada, verá reubicados sus conciertos en recintos no siempre adecuados por su capacidad, comodidad, acústica e incluso con problemas de acceso. De ahí que los responsables de tan prestigiosa institución hayan pasado el peor momento de su historia recorriendo y evaluando otros posibles recintos: salas, teatros e incluso iglesias que reunieran un mínimo de condiciones que permitieran a sus socios disfrutar de su cita semanal. Dadas las circunstancias, escribir sobre el concierto ofrecido por el ensamble valenciano Harmonía del Parnàs resultaría imprudente. La acústica, los focos, las sillas y el acceso de los artistas no fueron aceptables para desarrollar, con la entrega y generosidad que debe rendir quien se sube a un escenario, un trabajo profesional y prolijo.

Es reconocida la actividad de Marián Rosa Montagut en el arduo territorio de la música renacentista y barroca. Su dedicación ha permitido sacar a la luz compositores de antaño gracias a su investigación y revisión. El escenario del Colegio de los Hermanos Maristas está bien para un fin de curso escolar pero nunca para algo donde la calidad acústica es conditio sine qua non. Un local a evitar. Las dificultades han sido y serán muchas más ante el temporal que se avecina y de ahí que haya que cuestionarse si habría valido la pena sacrificar sesiones en pro de una mejor temporada. Un total de 25 conciertos son muchos. Es época de reajustes y, por qué no, de recortes si es necesario, y con algún nombre de convocatoria internacional. Menos es siempre más.

Muy valiosa fue la labor de las voces de Ruth Rosique y Marta Infante y del violinista Eduardo Fenoll y sus compañeros, con la profesora Montagut, y su clave Neupert, para superar las adversidades de la ocasión. Siempre que llovió, escampó.

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