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Un buen comienzo

«El tratamiento»

la mutant

Director: Pablo Remón. Intérpretes: Ana Alonso, Francesco Carril, Aura Garrido, Francisco Reyes y Emilio Tomé. Producción: La_Abducción y Buxman.

La Mutant estrena temporada y lo ha hecho con atinado acierto. En el «El tratamiento» su director, Pablo Remón, parece poner un pedacito de sí mismo sobre el escenario. Martín, el protagonista, es un guionista no tanto frustrado pero sí con ciertas inseguridades que consigue que el espectador se meta en su pellejo aunque sea solo unos segundos. Quiere hacer una película con la guerra civil de trasfondo, pero la industria tan cruel lleva su historia por otros derroteros a los que no tiene más remedio que sucumbir.

Durante hora y media (duración ideal para una obra de teatro), Remón arranca en esta comedia muchas carcajadas en el patio de butacas pero sin restar profundidad a la desesperación del que no sabe dónde está su sitio en el mundo. La historia va pasando de momentos más cómicos a más nostálgicos según avanza la trama, todo ello sin que el público apenas se dé cuenta del giro.

La narración es ágil, divertida, el lenguaje es sencillo, directo y coloquial. Como cuando un amigo te cuenta una película. Al fin y al cabo, la obra no deja de ser el guion de la propia vida de Martín con sus muchos personajes y caras.

Sobre las tablas, Remón solo sube a cinco intérpretes -Ana Alonso, Francesco Carril, Aura Garrido, Francisco Reyes y Emilio Tomé- pero válgame el cielo que no se necesitan más. Los cinco interpretan a muchos más personajes, con la presencia constante, eso sí, de Martín (Carril) y persistente de su amor de juventud, Chloe (Garrido). Carril se presenta como un Woody Allen a la española, algo neurótico y obsesivo, pero lo justo. No cansa y despierta cierta ternura.

Sus compañeros están a la altura y hacen una obra redonda, pero si hubiera que destacar a alguno me quedaría con Francisco Reyes, al que ya hemos visto en producciones sobresalientes como «El reino». Reyes interpreta a multitud de personajes que pasan por la vida de Martín. Los clava todos. Arranca carcajadas sin inmutarse. Mención especial merece la escena en la que vende una olla en la teletienda con tintes existencialistas. Fantástica. «El tratamiento» es una obra de personajes que no necesita mucho a su alrededor. Apenas unas cuantas tablas de madera hacen de casa, discoteca, balneario€ Sin más artificios que una iluminación bien resuelta y una música correcta.

La única pega que habría que ponerle es su corta exhibición. Solo dos funciones. Una lástima para quien se la haya perdido.

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