La Reina Letizia y el Rey Felipe VI han viajado esta semana a Tokio con motivo de los actos de entronización del emperador Naruhito.

A la ceremonia, celebrada ayer en el Palacio Imperial de Tokio, asistieron 2.000 invitados, entre los que había representantes de las diversas monarquías europeas. La reina Letizia ha vuelto a destacar entre sus análogas con sus vestuarios.

La monarca volvió a apostar por la moda española. Eligió un vestido largo, como marcaba el protocolo, con un estampado de flores, de manga larga y ajustado a la cintura con un cinturón del mismo color, avance de la colección de 2020 de Matilde Cano, con el que hizo un guiño a la cultura y la vestimenta tradicional japonesa.

En los complementos, la Reina echó mano del joyero real, acoplando al look reliquias como un collar de chatones de la Reina Victoria Eugenia y unos pendientes de diamantes que pertenecen a la Reina Sofía. Ha completado el conjunto con un bolso de mano firmado por Carolina Herrera y un tocado en forma de diadema de terciopelo de la sevillana Nana Golmar. Por su parte, el Rey Felipe VI vestía un traje de tipo frac, siguiendo el protocolo.

Para la cena de gala, la Reina optó por un vestido rosa largo, con cuello redondo, manga al codo y flores bordadas en color plata, hecho a medida por la firma Carolina Herrera. Doña Letizia coronó este estilismo con la emblemática tiara de la Flor de Lis, regalo de Alfonso XIII a su prometida, la Reina Victoria Eugenia, que lució en su boda en 1906. Completaron el conjunto un bolso tipo «clutch» modelo Scala Insignia de Carolina Herrera en color frambuesa, unos pendientes de diamantes con talla orla montados en garra, también reliquias heredadas de la Reina Victoria Eugenia, las pulseras gemelas de Cartier y un broche en forma de Flor de Lis, símbolo de la Familia Real española. También llevaba su anillo artesanal de plata bañada en oro de Karem Hallam, del que últimamente nunca se separa.

En todo momento, la reina Letizia ha portado una banda amarilla con líneas rojas, la banda de la orden japonesa de la Preciosa Corona, que fue un regalo de los ahora emperadores de Japón a la Reina en su visita al país nipón en 2017.

De la sobriedad a la exuberancia

Tras su última aparición pública en Oviedo, en la celebración de los Premios Princesa de Asturias, lo más comentado del viaje a Japón de los Reyes Felipe VI y Doña Letizia han sido los dos vestidos con los que ha sorprendido esta vez la monarca.

La Reina llegó la semana pasada a Asturias enfundada en un elegante vestido gris con forma de abrigo largo, combinado con zapatos y bolso rojos y el pelo recogido en un moño bajo cuidadosamente despeinado. Para la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, por primera vez presididos por su hija mayor, la Princesa Leonor, la Reina optó por un look monocolor, luciendo un vestido rojo de corte más clásico firmado por Felipe Varela, su diseñador de cabecera, y zapatos también rojos.

Los estilismos mostrados en Asturias, clásicos y sobrios, probablemente para no eclipsar la atención que correspondía a la Princesa, poco tienen que ver con los que sorprendió en la capital japonesa, llenos de color y recargados de complementos.

La asistencia de los Reyes de España a la histórica entronación del emperador Naruhito y la emperatriz Masako muestra la buena relación que hay entre la Casa Real española y la Familia Imperial japonesa.

En la ceremonia del Palacio Imperial, don Felipe y doña Letizia ocuparon la primera fila de asientos, destinada a los jefes de Estado. Después, en la cena de gala, los monarcas también disfrutaron de un sitio privilegiado, en la mesa presidida por los nuevos emperadores de Japón.

Tras la cena de gala ofrecida por Naruhito y Masako a sus invitados, los reyes partirán desde Tokio a Seúl para realizar su primera visita de Estado a Corea del Sur.