Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Ferzan Ozpetek: "Yo no meto la homosexualidad en mis películas, son los otros los que la quitan"

«Hay quien piensa que con la fuerza puede luchar contra la pérdida de su identidad, pero no tienen nada que hacer»

Ferzan Ozpetek: "Yo no meto la homosexualidad en mis películas, son los otros los que la quitan"

No es la primera vez que Ferzan Ozpetek visita València. «Vine en 1997, cuando era más joven y me dieron el Premio del Público de la Mostra por Hamman, el baño turco, que tuvo un gran éxito en España. Recuerdo que vivimos días muy bonitos en aquella València, quizá por la mentalidad que teníamos entonces. Había más confianza, no había pasado el 11-S, vivíamos con más ligereza», recordaba el director ayer por la mañana, unas horas antes de acudir a la gala de clausura de la Mostra de 2019, donde recibió la Palmera d'Honor por toda su carrera.

¿Cómo ha influido en su carrera debutar con una película tan exitosa como «Hamam»?

Para mí fue una gran suerte. Era mi primera película, llegó a Cannes y desde entonces se vendió en más de 40 países. Durante un año estuve prácticamente dando la vuelta al mundo para presentarla. Y luego cada película que he hecho se ha vendido al extranjero, algunas en más países y otras en menos, pero siempre ha habido mucha atención por mi cine.

Usted nació en Estambul pero ha desarrollado toda su carrera en Roma. ¿De dónde se siente?

Siempre digo que he nacido en la capital del Imperio Romano Oriental y que vivo en la capital del Occidental. Dejé Turquía cuando tenía 17 años y ya llevo 43 en Italia, así que Italia está dentro de mi manera de ver la vida. Debo mucho a Italia, al cine italiano, a los directores con los que he colaborado. Es el cine italiano el que me ha formado. Cuando filmé mi única película turca, Rosso Istambul, noté lo lejos que estaba de la manera de hacer cine en Turquía. Ahí entendí que era ser director de un país más que de otro.

Algunas de sus películas reflejan ese choque cultural entre oriente y occidente. ¿No siente que el choque está siendo cada vez mayor en los últimos años?

Sí, y es muy raro porque pensaba que habría más abertura con los años y lo que hay es más cierre porque todos tienen miedo de perder su identidad. Elegí Italia por la italianidad que ahora se está perdiendo igual que se pierde la identidad de otros países mediterráneos.

¿Entiende ese miedo?

La verdad siempre está en el medio. Hace poco estaba en Brasil y estaba conmigo una traductora que parecía una persona amable, tranquila y muy civilizada. Pero empezamos a hablar de política y me dijo que iba a votar a Bolsonaro. Yo me quedé en shock, pero ella me lo justificó diciendo que tenía miedo de perder su identidad brasileña. Hay personas que creen que con la fuerza pueden luchar contra la perdida de la identidad. Pero no tienen nada que hacer porque cada vez el mundo va a estar más mezclado culturalmente.

¿Por qué en Italia con Salvini, o incluso en Turquía con Erdogán, ese debate ha alcanzado tanta virulencia?

Hay italianos que tienen dificultades económicas y ven que a su lado hay personas de otros países que están haciendo ese trabajo por un salario mucho menor. Ojo, no estoy diciendo que esté a favor de esto, sino que las personas no están listas para relacionarse con los otros. Unos deberían acercarse a la cultura del país al que llegan igual que los otros deberían acercarse a la cultura del país de los que llegan. Tiene que ser algo mutuo, pero desgraciadamente no pasa y es ahí donde ganan estas fuerzas políticas extremas.

¿Se puede combatir esto desde el cine o la televisión?

No me gusta el cine que quiere dar un mensaje, aunque sé que de mis películas han salido mensajes que han sido importantes para otras personas, pero nunca lo hice adrede. Sé que esto de lo que estamos hablando saldrá de una forma natural en el cine porque es el principal problema que tenemos en estos momentos. Y en las series también puede que pase, pero no en la televisión, porque la televisión siempre es esclava de la política.

Otra característica de su cine es la normalidad con la que trata la homosexualidad.

Relato lo que me interesa pero al final he tocado temas que tenían que ser descubiertos por la sociedad. Me sigue escribiendo gente para contarme que ha visto El hada ignorante y que gracias a ella han descubierto su identidad y han tenido el coraje de hablar con sus padres. Una vez me preguntaron por qué ocho de mis trece películas tratan sobre la homosexualidad y yo contesté que no soy yo el que mete la homosexualidad en las películas sino que son los otros directores quienes la quitan. Fíjate, este edificio que hay enfrente, de los 8 apartamentos puede que en tres vivan parejas homosexuales. En cambio, en las películas, de 100 habrá 95 sin homosexuales.

Eso no es muy normal.

No me gusta tener que enfrentar la homosexualidad y la normalidad, como si la sexualidad fuera algo específico de una persona, como si las personas tuvieran que juzgarse de cintura para abajo y no mirando a su corazón y a su cerebro.

Compartir el artículo

stats