El próximo 9 de noviembre se celebrará el 30 aniversario de la caída del muro de Berlín y, como una especie de fiesta adelantada a la conmemoración de este acontecimiento, la ciudad de Erfurt ha «reinaugurado» el mural El hombre, la naturaleza y la técnica que el valenciano Josep Renau diseñó en la década de los 70 para esta ciudad capital de Turingia, en lo que durante años fue la Alemania Oriental.

Hecho de 70.000 mosaicos de vidrio, el trabajo de Renau de 7x30 metros muestra dos manos gigantescas, una agarrando una manzana en rodajas y la otra un poliedro policromado. Sobre las manos abiertas, unos círculos con una cruz y una flecha aluden al principio de lo masculino y lo femenino y, posiblemente, un recuerdo al hecho de que la RDA había tratado de consagrar la igualdad de género en su constitución de 1949. En el lado derecho del mural se ven figuras organizadas como si se tratara de la mesa de un arquitecto o un planificador urbanístico: cuerpos arquitectónicos, trazados de calles, un compás y árboles deshojados y en tonos otoñales.

«Pinto para personas que no están interesadas en pinturas. El arte tiene que llegar a la gente sin previo aviso, a todos los hogares», dijo Renau el mismo año en el que se iniciaba la instalación de esta obra que había concebido en 1976. El hombre, la naturaleza y la técnica se presentó en 1984, dos años después de la muerte del artista. En 2008 el ayuntamiento de Erfurt vendió el inmueble a una empresa privada para construir un centro comercial -Asia City se llamaba-, que cerró poco después. El antiguo centro cultural y cívico entró en ruina.

La posibilidad de que desaparezca la última obra de Renau alarmó a su familia y a sus antiguos colaboradores en Alemania, país al que el pintor (y grafista, maestro del cartel de agitación y del fotomontaje) llegó tras dejar México, donde se había exiliado cuando terminó la Guerra Civil. La movilización tuvo resultado en 2012 cuando el ayuntamiento decidió demoler el edificio pero desmontar antes el mural para almacenarlo por piezas hasta conseguir la financiación adecuada para poder rehabilitarlo.

Y esta financiación llegó de mano de la Fundación Wüstenrot, quien ha asumido la mayor parte de los cerca de 800.000 euros que ha costado la restauración. Se trata de un organismo dedicado a analizar, conservar y dar a conocer la herencia cultural alemana, sobre todo la de la antigua República Democrática Alemana. «Renau ilustra en su mural el ideal de una sociedad que utiliza la fuerza y los frutos de la naturaleza en beneficio de la humanidad», justifica la fundación, que apoya a través de diversos proyectos la investigación y conservación del patrimonio cultural en Alemania, también el de la extinta República Democrática Alemana (RDA), así como de darle visibilidad.

El de Erfurt no es el único mural de Renau que sobrevive en Alemania. En 1958 el artista valenciano se instaló al otro lado del Telón de Acero y comenzó su vida en Berlín. En la capital de la Alemania comunista, a pesar del escollo inicial del idioma, consiguió continuar con su trayectoria artística, ampliando incluso sus técnicas y experimentando con filmes gráficos y caricaturas, al tiempo que continúa con sus ilustraciones, fotomontajes y murales. Como muralista destaca especialmente la obra La conquista del Sol, un impresionante mural cerámico de 18 metros de longitud por 6 metros de altura para la entrada principal de la sede de la VEB Wasserwirtschaft (organismo de gestión de la Energía y el Agua) en la plaza Thälman de la ciudad de Halle.