P En la serie vuelve a hablar de las reglas marcadas por la sociedad para conseguir la vida perfecta. ¿Está obsesionada con encajar?

R Al final, una habla de lo que le inquieta y la sensación de no encajar es algo que me pasa desde pequeña. Aunque es una reflexión que va mutando y voy abordando desde distintas perspectivas y aspectos vitales.

P En Vida perfecta lo aborda desde tres treintañeras en crisis.

R En la serie intento poner sobre la mesa las expectativas de vida, que muchas veces tienen que ver con la idea intelectual de la vida: la idea de familia, de pareja, del sexo, del fracaso, del éxito, de la maternidad... Son conceptos intelectuales fruto de nuestra cultura que nos afectan. Y luego, cuando bajas a la vida real y a la emoción, ¿qué papel juegan? ¿Encajan con lo que realmente vives? ¿Te hacen feliz? ¿Podemos

modificar esas estructuras mentales? En la serie me hago todas esas preguntas.

P ¿Hay entonces mucha parte autobiográfica?

R No tanto autobiográfica, sino de cosas que me preocupan y me conmueven, tanto de mí como de mi entorno. También surge de hablar de la maternidad con amigas, de cómo se sienten, de poner sobre la mesa el tema tabú de las madres que a veces están hartas de serlo y no pasa nada, eso no te convierte en un ser horrible. Porque con las mujeres siempre sale la culpa enseguida, y con eso es con lo que hay que romper.

P ¿Es la culpa que nos autoimponemos por nuestra propia exigencia o viene marcada de fuera?

R ¡Ya viene del mito de Eva! Vincular la culpa con la mujer es algo cultural, educacional y, aunque sepamos que no es real, está en nuestra estructura mental.i

P ¿Ha hecho una serie feminista?

R No he hecho «Vida perfecta» pensando en hacer una serie feminista, sino para hablar de lo humano e intentar poner luz a temas que a veces creo que tienen sombras y con los que yo misma estoy confusa. Para decir: ¿A ti también te pasa? Porque la serie no te da respuestas, no te dice cuál es la vida perfecta, solo te cuenta lo difícil que es salirse del camino principal.

P Sin embargo, ha dado el peso del relato a tres mujeres.

R Sí, y está hecha desde una perspectiva de género, empezando por la composición del equipo, donde más del 60% son mujeres y somos tres directoras. La serie sí que tiene mi perspectiva porque pasa por mi propia mirada. Pero los personajes no hablan de feminismo.

P Pero sí muestra a mujeres de forma poco habitual.

R La serie muestra a mujeres masturbándose, hay relaciones sexuales fuera del matrimonio, relaciones homosexuales... Las mujeres somos sujetos de deseo y no objetos, no somos perfectas ni heroínas, porque parece que para estar en el centro de un relato tengamos que ser heroínas o grandes víctimas. Y aquí son personajes normales a los que les pasan cosas normales.

P ¿Se planteó que a Gari lo interpretara un actor que tuviera discapacidad intelectual, como el personaje?

R Sí que me lo planteé. De hecho, en mi primera película había un personaje con discapacidad interpretado por un actor con síndrome de Down. Pero entonces descubrí a Enric Auquer y vi en él al personaje que había imaginado. Lo que sí que tuve claro es que todos los compañeros de Gari tendrían que tener discapacidad.

P El tema de la discapacidad está tratado en la serie con mucha sensibilidad. Usted lo conoce de cerca.

R Lo conozco en mi ambiente más cercano, por eso está integrado en mi forma de ver el mundo. En Requisitos para ser una persona normal está tratado de una forma naíf, mientras que en «Vida perfecta» quería explorar las luces y las sombras de lo complejo que es tener discapacidad en la sociedad que tenemos construida.

P El rodaje estuvo marcado por la polémica del embarazo de Aina Clotet. ¿Cree que no gestionó bien el tema?

R La gente me pregunta por qué no hablé antes...¡pero es que estaba rodando! Recibí mucho odio y paternalismo, pero también mucho amor por parte del equipo. Un equipo que tenía clarísimo que no se había discriminado a nadie por el embarazo. Así que yo, me quedo con lo bonito y con la conciencia tranquila, porque en la serie había cinco embarazadas. Realmente no se tomó ninguna decisión por ahorrarse bajas, dinero ni problemas.

P ¿Por qué se tomó la decisión de no contar con Clotet?

R Por inviabilidad artística. No podía hacer el personaje de Cristina porque no encajaba físicamente con él en su sexto mes de embarazo.

P ¿Cree que se hizo más sangre por ser usted un referente feminista?

R No lo sé. Pero sí que me pareció curioso que el debate que se abrió no fuera sobre la discriminación real que existe con las mujeres embarazadas, sino en torno a si yo era feminista o no. Cuando eso me parece irrelevante en una sociedad con un problema de machismo muy serio que sí discrimina a las mujeres y tiene a representantes públicos negando la violencia de género.