Las cifras que rodean al belga Wim Mertens (1953) son mareantes: en 40 años de carrera ha alumbrado más de 700 temas y publicado más de 70 discos de composiciones a las que él se niega a poner etiquetas y que ahora glosa en un álbum recopilatorio, Inescapable: «Soy un fabricador de música», dice.

A Mertens no le gusta «mirar atrás» pero ha querido revisar las 717 composiciones que ha hecho en su vida para reunir las 61 que contienen los 4 cedés de Inescapable (ineludible), que sale a la venta el viernes, fecha que coincide con su actuación en Canet d'En Berenguer.

El trabajo, cinco horas de música que incluyen diez grabaciones inéditas y dos nuevas composiciones, es un ejercicio de acercamiento a las nuevas generaciones pero también a sus seguidores de toda la vida, explica el compositor de la banda sonora de En el vientre del arquitecto o For amusement only. «Esta caja es la banda sonora de gran parte de mi vida y la verdad es que me produce cierto miedo», se ríe.

Temas inéditos y directos

Entre las diez grabaciones inéditas, ocho son éxitos en versiones en directo -«Maximizing the Audience», «Lir», «Humility» o «Not at Home», entre otras- y «Novel», en la que por primera vez toca el armonio, y «Sprachresten», que le encargó la ciudad de Brujas por el 500 aniversario de su carrillón.

«Suelo ser muy reflexivo con las declaraciones que hago y me ha llamado mucho la atención que Anthony Frago -periodista que hace en el libreto que acompaña a Inescapable comentarios sobre la obra- recuerde que cuando yo tenía 25 años le dije que necesitaría 'al menos 40 años' para completar lo que estaba haciendo», recuerda.

Ahora que han pasado, asegura que aún queda trabajo por delante y que la inspiración «sigue fluyendo»: «lo que define mi música es que es no estándar y que está siempre muy cercana a la actualidad, a lo que pasa y por eso no para».

«Mi música se explica en sí misma y su significado es el que el público le da. Es muy importante esa conexión. Antes el lenguaje musical era muy diferente y había un gran interés en ponerle etiquetas a todo. Me gusta hablar de música pero no explicarla», aclara.

La música, afirma Mertens, que antes de empezar a componer, en 1980, trabajaba como musicólogo y productor de radio, «hay que experimentarla, escucharla y descubrirla metiendo en la ecuación todo el bagaje que uno tiene».

No puede ser, añade, «ni fácil ni complaciente, tiene que animar a la curiosidad y debe ser irracional porque lo racional lleva a lo conceptual y eso no implica correr riesgos».

Quiere que lo que hace procure la comunión con su público, hacer realidad su frase de «nosotros somos yo»: «Yo compongo, canto, toco pero es el espectador el que completa la experiencia. Es democracia radical», afirma Mertens, que cree que el tiempo de «la autoridad», es decir, el músico como el que «emite y controla» está «pasado».

«El compositor no es la autoridad sino que pretende una experiencia compartida; tiene la necesidad de encontrar su público y crearlo en cada país», precisa.

Gira por España y Portugal

En la gira de presentación de este trabajo, en la que le acompañan en el escenario otros seis músicos, ha incluido a España, donde actuará también el 28 de enero, en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid; el 31 de enero, en el Palau de la Música Catalana de Barcelona y el 1 de febrero en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.

En Portugal, el 29 de enero lo hará en Oporto, en Casa da Música, y el 2 de febrero en Lisboa, en el Centro Cultural de Belem.

«Cada concierto -promete- será distinto porque yo no marco en la partitura lo que tengo que cantar. No es improvisación sino intuición de dónde debo o quiero entrar y nunca es igual. Es una reacción instintiva y ese es mi deber», añade.