La vida de Josep Renau fue una aventura creadora, como su obra. A través de sus carteles se puede estudiar la historia del siglo XX, y pese a su restitución en el colectivo intelectual valenciano tras la muerte del dictador Franco, aún queda mucho por hacer. Esa llama de la antorcha de la modernidad artística la alumbra de nuevo el IVAM. El museo prepara una gran exposición de Renau para el próximo año, y según ha podido saber Levante-EMV su inauguración está prevista hacerla coincidir con las celebraciones del 9 d'Octubre. Mayor simbolismo imposible.
El IVAM conserva el fondo artístico más importante del mundo de Josep Renau (València, 1907 - Berlín, 1982). Hace solo dos años, el centro de arte ya le dedicó una muestra que revisaba su relación con Picasso y su esencial tarea en la creación en el Pabellón Español de la Exposición de París de 1937, cuando era director general de Bellas Artes durante la Segunda República, de donde salió el Guernica. Durante su responsabilidad también es conocido su papel fundamental para el traslado de una parte de las obras del Museo del Prado a las Torres de Serranos y su posterior refugio en Suiza para evitar los bombardeos de Madrid.
Pero la gran exposición que prepara el IVAM para octubre se centrará en sus etapas más creativas durante el exilio en México y su posterior residencia en la República Democrática Alemana. Fue allí, primero en el continente americano y luego en Berlín, donde explotó su faceta de cartelista a través de sus murales, donde retrata las lacras del capitalismo. Se enfrentó a los estereotipos de los muralistas mexicanos primero y desde 1958, ya de vuelta en Europa, emprende su campaña contra el imperialismo estadounidense con la serie American Way of Life, unos fotomontajes que ponen ante el espejo las contradicciones occidentales y que han pasado a la historia del arte como una de las más mordientes aportaciones a la cultura visual contemporánea.
Beneficiado por la amnistía general de 1976 regresó a España donde fue aclamado como el gran superviviente de las vanguardias, y pasó a ser el nexo de unión de los nuevos valores con la cultura progresista que había representado la República. Sin embargo mantuvo su residencia en Berlín, donde falleció poco antes del derrumbamiento de los regímenes comunistas de Europa oriental. Él, igual que otros artistas que unieron su producción con el compromiso de izquierdas, fue relegado del debate estético que protagonizó la posmodernidad.
Investigación del entorno
Después de varios años de agonía de la posmodernidad y su celebrado posterior entierro, concluida pues la etapa menos fecunda, más acomodada y solipsista del arte, el equipo directivo del IVAM se propone reconstruir los diversos contextos históricos y creativos por los que tuvo que adaptarse Renau durante su trayectoria, pero sobre todo los menos conocidos, además de establecer la secuencia desde su primer cartelismo de tintes soviéticos al pionero fotomontaje político de raíz vanguardista.
Renau que había defendido durante la República y la Guerra Civil que el cartel debía ser la potente palanca del nuevo realismo para su misión transformadora, llega a México como un exiliado más, sin un futuro laboral claro, y obligado asume las ofertas que le aseguran la supervivencia. Aunque sumergido con el tiempo en la vida artística mexicana, entra en contacto con artistas de renombre como David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, con los que se iniciará en la realización de pinturas murales. De esa unión surgen los carteles de cine, presentes en cada uno de los años de su estancia en México, y principal sustento económico de su familia.
Esa precariedad laboral aísla a Renau, alejándole de los conflictos sociales de su época. Por eso inicia en 1949 su serie de fotomontajes más célebre, The American Way of Life, que se prolongó hasta que en 1976 se presentó en el Pabellón Español de la Bienal de Venecia. La Guerra Fría, la persecución anticomunista del gobierno estadounidense, la difusión del modelo de vida norteamericano, el racismo, el sexismo y el abandono del Tercer Mundo centran este periodo.
«Tenía un archivo perfectamente organizado. Agarraba una imagen y la coloreaba si hacia falta y si por casualidad necesitaba un hombre de pie, pues me cogía a mí de modelo, tomaba una foto y le cambiaba la cabeza. La iconografía salía del archivo. Trabajaba sobre una idea más abstracta y luego iba tomando cuerpo», ese era el método de trabajo que describe el propio artista en su libro The American Way of Life. Fotomontajes 1952-1966.
Cansado de hacer carteles de cine y de publicidad deja México en 1958 por la capital de la República Democrática Alemana, donde se convierte en un asalariado estatal y empieza a dibujar gráficos para la televisión. En Berlín se dedica a su tipo de arte más favorito, el político, a través de murales y fotomontajes.
El 11 de octubre de 1982, Josep Renau fallece en Berlín, sin haber conseguido volver a València en sus últimos días, pero orgulloso de su nacionalidad mexicana. Sus cenizas fueron enterradas en el cementerio de Friedrichfelde, el camposanto alemán donde reposan los restos de los combatientes antifascistas. Así que justo 38 años después, el museo más importante de la ciudad que lo vio nacer le dedicará una de las mejores exposiciones del año.
El IVAM desde su inauguración ha estado vinculado a Renau. De hecho una de sus muestras inaugurales en febrero de 1989 fue la presentación de la serie Fata Morgana USA: The American Way of Live, solo un mes después de formalizarse el acuerdo entre el IVAM y la Fundación Josep Renau. Desde entonces las actividades del museo sobre el cartelista valenciano no han parado, desde la edición de la del catálogo razonado de su obra en 2004, hasta la muestra Josep Renau y la II República durante 2017.
Recientemente los fondos de Renau depositados en el IVAM se han mostrado en el Born de Barcelona la muestra Renau.El combate para una nueva cultura.
