«¡Lo bello es feo y lo feo es bello!», gritaban las brujas de Macbeth. Y Leonardo da Vinci decía que para apreciar la belleza es importante conocer la fealdad. Quizá por eso, el autor de la La Gioconda, el San Juan Bautista o la Dama de Armiño solía ir por la calle en busca de rostros llamativos, o directamente deformes, que apuntaba en un cuadernillo y que después convertía en su estudio en dibujos que eran usados por sus discípulos para aprender del maestro.

Desde ayer y hasta el 1 de marzo de 2020, el Museo de Bellas Artes de València busca ese «atractivo de la fealdad» que deslumbro a Leonardo, no a través de los dibujos del genio italiano pero sí a través de cómo vio esos dibujos otro genio mucho menos conocido: el grabador checo Wenzel Hollar. La exposición «Teste Grottesche» exhibe una veintena de grabados de los siglos XVI y XVII, la mayoría de Hollar y que proceden de la colección del valenciano Mariano Moret, que es también el comisario de la muestra. Moret presentó ayer la exposición junto a la directora general de Cultura, Carmen Amoraga; y el director del Museo de Bellas Artes, Carlos Reyero, para quien la exposición «invita a reflexionar sobre el «engaño de nuestro mundo, que está constantemente persuadiendo de que lo bueno es aquello que es agradable».

Wenzel Hollar fue contratado en 1636 por el inglés Conde de Arundel, uno de los mayores propietarios de arte en aquella época, para que copiara e hiciera una especie de catálogo de las obras que componían su colección y en la que abundaban pinturas de Durero, Holbein y, sobre todo, Da Vinci. La Guerra Civil inglesa y la muerte de Arundel impidieron la finalización del «paper museum» pero las estampas grabadas por Hollar han llegado hasta nuestros días. Algunos de los originales se guardan en el Palacio de Windsor pero otros han desaparecido, así que la copia de Hollar es el único testimonio gráfico de estas obras.

Entre los aguafuertes de Hollar basados en bocetos de Da Vinci que se muestran está Busto de anciano con gorra de perfil, Pareja de cabezas grotescas femenina y masculina o Cabeza de anciano de perfil. La exposición exhibe estos grabados junto a una reproducción digital del original. Otros de los artistas de la exposición es Daniel Hopfer con La danza morisca y Cabezas grotescas de animales, y Sebald Beham con Pareja de bufones. El Bellas Artes aporta el Tríptico de los Improperios del Bosco y Las postrimerías, cuatro pequeñas esculturas de cera de Giovanni Bernardino Azzolino, suegro de José de Ribera.