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La regularidad de Perera

El torero extremeño realiza una gran temporada en Sevilla y Madrid durante su quince aniversario de alternativa

La regularidad de Perera

Miguel Ángel Perera no ha levantado el pie del acelerador en los 15 años de alternativa que ha cumplido este 2019, la primera temporada sin Fernando Cepeda al frente de su equipo de apoderamiento tras 12 años unidos por la senda de la independencia. Arrancó una etapa nueva en el año de la efeméride al lado de Pedro Rodríguez Tamayo, consejero de la empresa Pagés y un pilar muy importante en el organigrama de la empresa de la Real Maestranza de Sevilla, y Santiago Ellauri, antiguo apoderado de El Cid. Hay que recordar que Perera tomó la alternativa en Badajoz un 23 de junio de 2004 de manos de El Juli como padrino y Matías Tejela, que entró por la baja de Enrique Ponce, como testigo de la ceremonia.

Este año, las lógicas dudas de un tiempo desconocido con las nuevas personas de confianza llegaron pronto: el torero de la Puebla del Prior (Badajoz) se quedó fuera de la valenciana Feria de Fallas. Sus voluntades no fueron acatadas por el empresario Simón Casas como si de un acto de denuncia se tratara por parte del francés, pero Perera pronto saldó cualquier impedimento o desacuerdo que se hubiera hecho presente con su espada y su muleta. Las actuaciones en Madrid y Sevilla despejaron las dudas con un golpe de autoridad a base de valor, sitio y capacidad y mostraron una de las mejores versiones del torero extremeño.

Asimismo, el toreo de Perera atesora esa cualidad de conforme a la regla, es decir, un concepto clásico y sin excesos concebido en su finca familiar «Los Cansaos» en convivencia junto a su mujer Verónica Gutiérrez, hija del maestro Pedro Gutiérrez «Niño de la Capea». Ajustado a los cánones del toreo de toda la vida sin fallar en las piezas claves: un valor de plomo y un temple soberbio para lograr una ligazón que se prevé fundamental para gustar a los nuevos públicos en este siglo XXI. Esa ligazón, en el caso del torero de la Puebla de Prior, se convierte en ese poder con el que es capaz de ser regular en diferentes plazas y estabilizarse en el triunfo.

La profundidad, que nace donde acaba el muletazo para que no pierda su ritmo, es otro de los puntos diferenciadores de su forma de concebir el toreo. Gracias a su talento preciso y su técnica depurada sabe resolver la ardua ecuación que cada toro lleva en su misteriosa embestida cuando sale por chiqueros hasta que la luz del toreo nace en el capote y la muleta. Muy pocas veces defrauda a los aficionados. Lo reivindican 43 tardes esta temporada, en las que ha cortado un total de 57 orejas y 2 orejas. Entre las estadísticas se deja entrever también otra cifra: ha cortado dos orejas en 15 faenas.

Las dos orejas que ha cortado esta temporada más importantes, a pesar de ser polémicas, fueron las del día 15 de mayo en Madrid. En el día en honor a San Isidro se encontró con un gran toro de Fuente Ymbro y triunfó. La casta de «Pijotero», a pesar de no recibir un largo castigo en el caballo, puso la puerta grande en las manos del espada extremeño. Con una distancia de largos metros y firmeza e inteligencia en la planta del torero, Perera aguantó la emocionante embestida y dejó tandas vibrantes para salir por la puerta grande más preciada del toreo entre protestas y clamores.

Pero las faenas del extremeño tuvieron un punto más, un argumento más en la búsqueda de su tauromaquia. Lo demostró en la Feria de Abril de Sevilla con una faena compactada, rotunda y redonda frente a «Aperador», un hondo colorado de Santiago Domecq. Esa labor devolvió sus mejores tiempos al torero: desafiante de rodillas arrancó su quehacer con un pase cambiado por la espalda y en los terrenos del toro, ese espacio prohibido para muchos y remoto para otros, dibujó una faena tan rítmica como exacta. Ahí dejo claro que la compresión -clave del conocimiento- de cada embestida es una de las cartas de presentación de la tauromaquia de Perera que es, en definitiva, de un inteligencia superior.

Finalmente, la Feria de Otoño volvió a encumbrar a Perera sin rúbrica. Su labor a ese «Portugués» de Núñez del Cuvillo el 29 de septiembre de 2019 fue el premio a 15 años de alternativa y regularidad. Nunca otra faena del extremeño alcanzó esos niveles técnicos, precisos y ese asombro en el ambiente del tendido. Con la misma fórmula que aplicó al fuenteymbro en San Isidro, dio distancia al toro y con generosidad elevó su concepto a la historia, pero no pasaportó bien su labor.

València en la Feria de Julio también apreció su madurez, pero para la historia dejó marcadas a fuego esas dos faenas de Sevilla y Madrid.

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