Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica musical

Todopoderosos gurús australianos

Todopoderosos gurús australianos

Como era martes, el concierto empezó y terminó a una hora decente, así que no era algo inusual ver pasar a gente de bien por la puerta de la sala. Vecinos que pensaban qué habría podido suceder allí dentro para que el personal se felicitara bajo la lluvia, se abrazara con sonoras palmadas y compartiera tabaco y sonrisas desbocadas con la mirada brillante, como si hubieran ganado la Copa de Europa o les hubiera tocado la lotería. Que si habían cambiado de sitio el casal de la falla, me pareció escuchar a uno de los transeúntes.

Los responsables de tan romántica escena fueron cuatro tipos australianos que, rondando los sesenta años de edad y tras casi cuarenta de carrera, todavía arrasan oídos y corazones por donde quiera que van. Que aún están en condiciones de ofrecer, ante una emocionadísima audiencia, uno de los mejores conciertos de tu vida a base de electricidad, melodías y el espíritu divertido y desenfadado de la cultura popular adolescente. Los Hoodoo Gurus, oigan, sensacionales de verdad.

Tomemos «Out that door» como resumen de la velada. Guitarras macizas y restallantes a todo volumen, un ritmo contundente, voces armonizadas, un punteo tremebundo y una sala llena a rebosar coreando el brillante estribillo y desatando una energía por todo el local capaz de fundir los plomos al más aguerrido. Una olla a presión cocinando codazos, cabezazos y golpes de cadera para bailar, para encontrar un hueco, para poder respirar mejor, para alargar un brazo hasta la barra y pedir una cerveza. Y un fenomenal grupo de rock machacando sin compasión un monumental repertorio ante personas que ya cumplieron los cuarenta y cinco, pero que querrían volver a tener diecisiete.

Porque de eso se trata, de volver a experimentar la ilusión y la sorpresa de confrontar como si fuera la primera vez pedacitos de nuestra educación sentimental como «My girl», «Come anytime», «What's my scene», «Bittersweet», «1.000 miles away» y «Death defying», y derramar alguna lagrimita por la ausencia de «Castle in the air», «Good times» y alguna otra que echamos de menos. ¿O de veras piensan que salimos de casa un día entre semana, empaquetando mejor o peor a la familia y nos arriesgamos a llegar al curro al día siguiente con una resaca morrocotuda por el mero placer de pasar el rato junto a machuchos conjuntos llegados de las antípodas con nombres impronunciables? No, no somos tan estúpidos. Quizá demasiado emotivos, pero eso ya no se puede arreglar, y menos con Keith Streng, de los Fleshtones, uniéndose a la juerga para tocar y cantar «Way down south» y un par de coplas más con sus amigos y desbaratar definitivamente la estadística sobre absentismo laboral de un aburridísimo, frío y gris miércoles de diciembre.

Compartir el artículo

stats