Joaquín Sorolla era un gran fanático de la fotografía. Quizás algo tendría que ver que su suegro, Antonio García Peris, fuera fotógrafo de profesión. Si el maestro de la luz estuviera hoy vivo seguramente se quedaría sorprendido de lo que otros amantes de la fotografía han hecho con instantáneas en las que él mismo es el protagonista.
Es el caso de Rafael Navarrete, nacido en Puertollano (Ciudad Real), pero sevillano de adopción. Funcionario de la Junta de Andalucía, Navarrete es el responsable de la página de Facebook «La historia, a color», que cuenta con casi 30.000 seguidores. En ella, Navarrete publica imágenes antiguas que ha coloreado y cuyo resultado resulta hiperrealista. El objetivo es que fotos tomadas hace un siglo o más parezcan «capturadas ayer mismo», dice Navarrete. «Unas veces se consigue, otras veces no, pero tan importante como el resultado es el camino, lo que se aprende sobre historia, personajes, lugares o técnicas», sostiene.
Así ocurre con una fotografía de Sorolla, en la que el pintor posa en la playa de la Malvarrosa. Se trata de una estampa tomada en 1912 por Diego González Ragel, más conocido como Ragel, fotógrafo amigo del pintor y que le retrató en numerosas ocasiones a lo largo de su vida. Ragel era, además, amigo de Joaquín Sorolla García, hijo del pintor valenciano, lo cual facilitó que Sorolla posase para él. Sorolla tenía entonces 49 años y en la imagen aparece con camisa blanca y pelo y barba cano, con mirada al horizonte.
Según explica Navarrete a Levante-EMV, «a esa foto de Sorolla llegué a través de internet. Casi siempre se llega a través de internet. Hace 30 años habría sido una tortura dedicarse a este trabajo visitando museos, colecciones privadas o archivos públicos a la caza de fotos antiguas. Pero ahora mismo internet es el gran archivo digital, la colección más grande de fotos antiguas está en internet. Casi todo lo que es interesante está en la red».
Asegura que esa foto en blanco y negro «era y es de una gran calidad, y es una foto óptima para su tratamiento digital. Además de la calidad de la foto, el personaje es lo suficientemente importante para la historia española de la pintura como para intentar su 'resurrección'. Aunque no soy la persona indicada para hablar del resultado final, sí puedo decir que estoy muy satisfecho con esa foto. Es una foto con más de cien años. El blanco y negro tiene su encanto, tiene hasta grandes valores estéticos. Pero con estos trabajos de restauración y color se acerca el pasado de modo que se consigue un nuevo enfoque, más real. Personajes como Sorolla en este caso acaban más humanizados, son más cercanos», sostiene.
Pero Sorolla no es el único valenciano ilustre que ha pasado por su paleta de colores: Miguel Hernández o Vicente Blasco Ibáñez también han sido coloreados por Navarrete. También ha trabajado sobre fotografías urbanas antiguas de València.
A esta «afición» se dedica Navarrete desde 2014, pero asegura que no lleva la cuenta de cuántas fotografías lleva «resucitadas». «Quizás mil», se aventura a calcular.
Para Navarrete, «lo más importante a la hora de trabajar en una foto (de elegir una) es la calidad de la propia foto. También está el interés del personaje o de la escena. Una serie de factores que, al final, conducen a que tengas o no una bonita colección».
Por el momento, Navarrete publica el resultado de sus fotografías en redes sociales, aunque ha trabajado en prensa y hecho algunas portadas de libros. Sobre estas fotos, «no tengo ahora mismo ningún proyecto para publicar un libro o hacer una exposición, pero tampoco lo descarto», concluye.
