Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Sergio Hernández: "Agradezco a la universidad que me enseñasen a leer"

"La última canción de primavera" (Ed. Olé Libros) es el nuevo libro de este joven escritor valenciano

Sergio Hernández: "Agradezco a la universidad que me enseñasen a leer"

Su libro se divide en tres relatos. ¿De qué hablan?

Son tres relatos con un tono lírico muy importante, que define toda la narración y acompaña a los seis personajes durante todo el trayecto que experimenta el lector. Son personajes distintos porque pertenecen a diferentes generaciones pero que de algún modo tienen las mismas heridas, como pueden ser el dolor, la pérdida, la soledad, que sobre todo en la época que estamos de la postmodernidad, nos tocan a todos. Son seis personajes universales que se vertebran y se dividen en tres relatos diferentes, pero que tienen un mismo concepto entre sí.

En este libro el lugar también es protagonista. ¿Por qué eligió Tokio como escenario para los tres relatos?

En efecto, me encanta que lo digas porque siempre he intentado recalcar que Tokio es un personaje más, y era prácticamente una exigencia del guion hacer una historia íntima y ambientarla en Tokio. Porque parece ser que Tokio por la noche, durante la última noche de invierno, concretamente, en ese paso a la primavera, es el lugar idóneo para abrirse emocionalmente a otras personas, y creo que en este aspecto es el personaje central que hila toda la trama.

Trata el dolor de una manera bastante profunda. ¿Qué le atrae de él?

He decidido escribir partiendo del dolor como tema porque lo vivo en primera persona. Pero lo vivo así porque soy un ser humano como cualquier persona que nos pueda leer. Principalmente porque, en la época en la que vivimos, creo que es algo paradigmático de nuestra generación, la generación millennial, que no somos realmente conscientes de los problemas que tenemos. Somos muy torpes a nivel emocional porque siempre nos han llevado entre algodones, entonces en el momento que sufrimos alguna pérdida o no somos capaces de descifrar los códigos emocionales que tenemos en el corazón, enseguida nos bloqueamos. Es una necesidad escribir desde el dolor para conectar con todas esas personas que también sienten dolor.

También hace muchas referencias musicales a lo largo de todo el libro, de hecho cada uno de los relatos se presenta con una cita de un músico. ¿Por qué?

En primer lugar, porque me parecía que son tres relatos que son como tres canciones de un mismo disco. No interactúan entre sí, pero las tres canciones suenan de la misma forma. Para mí era muy importante que la forma se fundiese con el contenido y tuviese ese concepto musical. Además, la cultura pop impregna toda la narración cuando hablo de canciones, de grupos, de marcas de ropa, de anuncios... Porque creo que está todo mezclado. Si culturalmente quieres representar una realidad de forma que la gente se la crea tienes que hablar de música, de ruidos, de los pensamientos de la gente, todo mezclado para que sea verosímil. Me parecía interesante que, al ser un libro con relatos tan cortitos, la gente se iba a quedar con las ganas de saber más de los personajes. Por lo tanto, si se accede a las canciones, podemos descifrar la vida que llevaban los protagonistas antes de la historia. Sí que es verdad que en ningún momento se especifica que haya que buscar las letras en YouTube, pero me parecía interesante dejar la pelota en el tejado del lector.

Su primer libro, «365 primeras citas», fue adaptado a un corto. ¿Cómo fue pasar del papel a la pantalla?

Fue una experiencia preciosa. Lo hicimos con RTVE, era un poema que adapté para hacerlo en formato visual. Creo que quedó un resultado francamente bonito, ojalá poder pasar siempre una obra literaria al formato visual.

¿Cree que así llega a más gente?

Es posible que sí. Más que a más gente, creo que llego a gente diferente. Seguro que hay gente que, si esto se convierte en una película, jamás llegue a leer el libro. Creo que hay personas con sensibilidades diferentes, por lo tanto tener la capacidad de hablar diferentes lenguajes artísticos te permite llegar a toda esa gente.

Es filólogo hispánico. ¿Es importante tener esta formación para ser escritor?

Siempre digo que a mí la carrera me decepcionó muchísimo. Me matriculé en Filología Hispánica esperando que me enseñasen a escribir, y nada más lejos de la realidad. Sin embargo me enseñaron algo más importante que saber escribir, que es saber leer. Si eres capaz de detectar todos los secretos de una obra, serás capaz de aplicarlos. Si de algo le estoy agradecido a mis profesores de la facultad es que me enseñasen a leer.

Usted dijo que «los filólogos deberían estar más cerca de los medios». ¿A qué se refiere?

Igual que considero que un gran cocinero debería estar en programas de cocina, o un programa de música debería contar con un músico. Porque el periodista es un comunicador sensacional, siempre comunicará algo mejor que un filólogo, pero el filólogo sabe desentrañar los códigos que hay detrás. La combinación de ambos puede ser un combo explosivo.

¿Tiene algún proyecto entre manos para este próximo año?

A partir de abril sacaré un cómic con el dibujante valenciano Toni Caballero a través de Planeta Cómic. Lo hemos firmado hace muy poquito y estamos muy contentos. Esta sería para mí la gran noticia de 2020. Y esperemos que vaya muy bien.

Compartir el artículo

stats