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Entrevista

Pau Roca: "En mis fotos es más importante el lugar que el momento"

Presenta "B", un libro que recoge las imágenes que el guitarrista de La Habitación Roja ha ido tomando con su cámara analógica Hasselblad

Pau Roca presenta su libro de fotografías "B" este jueves en València. m. a. montesinos

Pau Roca es músico y también fotógrafo, y todo eso queda patente en «B», un libro publicado por Handshake Fun que recoge las imágenes que el guitarrista de La Habitación Roja ha ido tomando con su cámara analógica Hasselblad durante las giras. Lo presenta este jueves en Convent Carmen a las 19.00 horas.

La cara B del rock puede ser todo lo que no es el escenario del concierto. La cara B (o incluso ese tema escondido que aparece al final de algunos discos) son las habitaciones de hotel y las piscinas vacías, las gasolineras en las que para la furgoneta a repostar, los camerinos improvisados en un polideportivo. Cuenta Pau Roca que al regresar de la gira Tana Capó, profesora de la Escola d'Art i Superior de Disseny, estuvo viendo las fotos que había hecho y le dijo: «'¿no te has dado cuenta que vienes de festivales y en las fotos no salen ni escenarios ni guitarras ni gente ni nada? Ahí hay un proyecto chulo'. B refleja algo que no se suele ver, y que ocupa la mayor parte del tiempo de un músico: desplazarse, probar sonido y dormir. El concierto dura hora y media y el resto de la jornada del músico es muy silenciosa. Por eso ha salido un libro muy silencioso».

¿«B» desmitifica el rock?

Sí, sin querer B es un libro muy desmitificador. Tana me decía que habla de España, de los rincones ocultos, de áreas de servicio, de hoteles de pueblos pequeños, de camerinos que intentan parecer agradables? Hoy en día se mitifica mucho la foto de rock, la música tiende a glorificarse con grandes angulares para que se vea mucha gente y mucha euforia.

Es algo que tiene que ver mucho con La Habitación Roja, una banda poco triunfalista...

Sí, incluso con In the middle of Norway, el documental sobre Jorge (Martí, cantante de la banda). Nos riñen porque somos así, porque no llevamos bien las redes sociales, no nos promocionamos... Estamos tan rodeados de grupos que sí lo hacen bien, de likes, de shares, de todo eso, que la mala leche quizá nos sale por ahí.

¿Hacer un libro de fotos sin ningún rostro es una heroicidad en la era del «selfie»?

Como miembro de LHR tengo acceso a mucha gente, muchos amigos con muchos seguidores. Podría haber usado eso para hacer un libro de fotos más normal y más fácil de vender. Alguien me ha dicho que B es una «road movie» y supongo que es porque he visto más cine que fotos. Los fotolibros que me gustan son los que te cuentan qué hacen las cosas ahí, qué ha pasado, imágenes que puedan darte pie a contar una historia.

¿Sus fotos nos cuentan país improvisado y descuidado?

Si llego a un hotel nuevo o remodelado, duermo muy bien pero no me apetece hacer ninguna foto. Me gusta más un hostal del pueblo con sus toallas y sus cortinas. Me hace más gracia esa España.

¿Cómo hubieran sido las fotos si las hubiera hecho el Pau Roca del primer disco de LHR?

Habrían sido más rock'n'roll porque este también es un libro más reflexivo, más de mayor. Y también habría sido un libro peor, porque las cámaras eran peores.

¿Cómo las plantea? Entiendo que cuando llega a un sitio no sabe qué foto se va a encontrar.

Siempre me llevo la cámara y el trípode por lo que son fotos muy lentas de pensar y repensar. Son todo lo contrario al «instante decisivo» de Cartier-Bresson. Para mí es más importante pillar el lugar que el momento.

¿Y le tienen paciencia los compañeros de la banda?

Lo llevan bien. El que más me padece es Mark (Greenwood), que es mi compañero de habitación y a mí me gusta hacer muchas fotos de cuartos. Hay una foto, la del fantasma, de la que me avisó Jorge porque yo, como siempre, estaba durmiendo en la furgoneta.

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