Apenas cuarenta horas después de anunciar su separación, Extremoduro confirmó ayer una gira de despedida que visitará ocho ciudades españolas, entre mayo y julio: València, Murcia, Sevilla, Madrid, Santiago de Compostela, Cáceres, Barcelona y Bilbao.

El líder del grupo, Robe Iniesta, junto al guitarrista Iñaki Uoho, explicaron en rueda de prensa que se dieron cuenta al volver al local de ensayo de que «el punto ya no era el mismo», lo que les llevó a decidir separarse.

«Las canciones pueden ser eternas, los grupo no», afirmó Robe, quien bromeó sobre un futuro retorno: «No somos como los toreros ni como los futbolistas. Intentamos ser lo más sinceros posibles. Pudiéramos volver o hacer cosas puntuales, pero no es la idea ahora».

En concreto, la banda actuará el 15 y 16 de mayo en La Marina de València. Será la primera parada del tour. Después, viajará a Murcia (22 y 23 de mayo, La Fica), Sevilla (30 de mayo, Estadio La Cartuja), Madrid (5 y 6 de junio, Auditorio Miguel Ríos de Rivas). También pasará por Santiago de Compostela (13 de junio, Monte do Gozo), Cáceres (20 de junio, Recinto Ferial), Barcelona (26 y 27 de junio, Parc del Forum) y Bilbao (18 de julio, Kobetamendi).

Sobre los grandes aforos de estos conciertos, Robe apuntó que «quizás sea una fantasmada pensar en tocar dos días en el mismo sitio», aunque destacó que la idea es dar a la gente la posibilidad de asistir. «Más fechas creo que no», aseguró Robe sobre la opción de ampliar estas fechas, cuyas entradas se pusieron ayer a la venta en Ticketmaster.

Acerca del repertorio, Iñaki avanzó que serán conciertos «muy fáciles de cantar y disfrutar», con canciones de todos los discos del grupo. «Cuando echo la vista atrás pienso 'vaya pureta que estoy hecho'», terminó divertido Robe.

Extremoduro pondrá fin a 33 años de andadura musical desde que Robe Iniesta fundara la banda en Plasencia en 1987. Desde entonces hasta hoy, se convirtieron en nombre más que destacado de la historia no ya del rock, sino de la música española. La banda se marcha dejando detrás 11 álbumes de estudio, canciones para el recuerdo («Somos padres y no podemos elegir una», afirmó Antón) y ventas millonarias a pesar de no haber discurrido en paralelo a la gran industria discográfica, especialmente al principio, con cimas para la crítica como Agila (1996) o La ley innata (2008). «Para mí ese fue un disco que nos costó mucho trabajo, además vino después de mucho tiempo sin hacer nada». En el tintero se han quedado temas que no han llegado a ver «redondas» para su lanzamiento, pero que, según Antón, «terminarán viendo la luz en algún momento, aunque no como canciones de Extremoduro».