Empezaron la gira con sold out, prácticamente. ¿Sigue sorprendiendo tras veinte años?

Estamos muy contentos. Es un momento que nos pone muy nerviosos, porque cuando vas a sacar un disco o empezar una gira siempre tienes la duda de si la gente volverá a estar ahí. No sacábamos disco desde el 2015 ni hacíamos gira desde 2016, y eso nos había creado ciertas dudas. Luego cuando salió en mayo la canción de Fuego y pusimos las entradas a la venta, nos dimos cuenta de que la gente nos estaba esperando con ganas. Está siendo una gira preciosa.

¿Es buena señal que se agoten las entradas antes de que salga el disco?

Con Fuego les valió para hacerse una idea de lo que era el disco y de que lo que salía iba a gustar, nos compran a ciegas.

Igual es que la gente sabe que van a tocar las antiguas.

Siempre que presentamos un disco hay un alto porcentaje de canciones de ese disco, pero también hacemos un amplio resumen de nuestra carrera musical, hay un repertorio bastante equilibrado, a la gente le gustará.

¿No se cansan de que lo que el público quiera sea La raja de tu falda?

Ya pasamos por ese momento. Hubo un tiempo en el que le empezamos a coger cierta tirria, sobre todo a La raja de tu falda. En un par de giras la castigamos fuera del repertorio. Estábamos un poco hartos de ser 'los de la raja' en vez de los de Estopa. Pensábamos que teníamos canciones mejores, pero luego nos dimos cuenta de lo que nos ha dado esta canción, lo bien que nos lo pasamos tocándola y lo bien que lo pasa la gente en los conciertos. Eso hizo que la recuperásemos y ahora es inamovible en los conciertos.

La raja, Tu calorro, Como Camarón... ¿Es complicado reinventarse con la impronta que dejaron sus canciones antiguas?

No se trata de que nos hayamos cansado de nuestro sonido, se trata de ir haciendo nuestras movidas sin intentar ir a lo que está sonando ahora en la radio. Vamos a la nuestra, hacemos nuestra movida independientemente de lo que se lleva.

De ustedes suelen decir que, a pesar del éxito, siguen siendo los mismos. ¿Es complicado?

A veces nos dicen: '¡Qué normales sois!', y pensamos: '¡Pero si estamos como una cabra!'. Nosotros mismos tenemos claro desde el primer momento de donde venimos, nosotros y nuestros padres, sabemos valorar el éxito y mantener los pies en el suelo.

En sus primeros álbumes había temas muy comprometidos. El nuevo trabajo es más intimista. ¿Cambian los tiempos o es un proceso personal?

Los tiempos cambian, nunca decimos que en este disco vamos a hacer esto o lo otro. Como va surgiendo lo vamos haciendo, no hay nada planeado, intentamos disfrutar de las composiciones en el momento de hacerlas, y las canciones que más nos ponen el vello de punta van en el disco. Quizá ahora estamos menos en el parque y hablamos menos de litronas y canutillos. Ahora hablamos un poco más de lo que ocurre en nuestro interior.

Hablando de litronas y canutillos. ¿Alguna de sus canciones ha envejecido mal y prefieren no cantarla?

No, para nada. Ahora ya no componemos estas cosas, pero las seguimos cantando. Creo que han envejecido bien.

¿A qué se deben estos cuatro años de silencio?

Nosotros, cuando vamos a hacer un disco, nunca nos ponemos fecha, vamos haciendo canciones para que vayan a nuestro saco. Cuando tenemos muchas, elegimos doce y pensamos en plan disco. Siempre hemos compuesto para gustarnos a nosotros, sería un error gustar a todo el mundo.

El nuevo disco arriesga en sonidos y ritmos.

Arriesgar no sé. Sí que es verdad que desde la compañía de discos se nos propuso modernizarnos, incluso reggaetonizarnos. Pensamos que si esta música es lo que suena, tenemos que ser más nosotros que nunca. En alguna canción hay sonidos electrónicos, pero hemos ido a la rumba, al pop, a lo de siempre.

¿Creen que a su público les hubiese gustado que se reggaetonizasen?

A los primeros a los que nos tenemos que gustar es a nosotros. No nos hubiésemos sentido nada a gusto. «Perrea, perrea».. ni siquiera lo llegamos a valorar, no nos pusimos en la piel de ellos, nosotros mismos ya no nos veíamos.