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Entrevista

Javier Alandes: "El suegro de Sorolla fue uno de los precursores de la fotografía en España"

Su última novela, "Las tres vidas del pintor de la luz" surge tras descubrir que su abuelo poseía un carboncillo firmado por el pintor valenciano

El escritor valenciano Javier Alandes. levante-emv

¿Cómo surge esta novela?

Toda esta historia nace porque en casa de mis abuelos siempre vi, desde que tengo uso de razón, un carboncillo con la firma J. Sorolla y, en el marco, una pequeña placa que rezaba: «Sorolla. Época Académica». Era su tesoro, y estaba tremendamente orgulloso de él. Cuando mi abuelo falleció en 2016, me di cuenta de que no sabíamos de dónde había salido ese carboncillo, cómo lo había conseguido, ni qué significaba para él. No habíamos tenido la suficiente curiosidad como para preguntarle, y esa historia se marchó con él. Las tres vidas del pintor de la luz es la recreación de la historia de ese carboncillo, la investigación de cómo llegó a parar a las manos de mi abuelo, y qué relación unió a mi abuelo con el universal pintor.

¿Por qué Sorolla?

La realidad es que yo no elegí escribir una novela sobre Joaquín Sorolla. La historia estaba ahí, y resultó que el protagonista era Sorolla. La habría escrito sobre cualquier otro pintor o artista si la obra sobre la que trata la novela hubiera sido otra. Pero resultó que era Sorolla, y ha resultado ser un regalo de la vida.

¿Qué ha descubierto en el proceso de escritura?

En todas las familias hay historias apasionantes, desgarradoras y emocionantes. Historias que se remontan a muchos años atrás en el tiempo, y a medida que nuestros bisabuelos, abuelos, o nuestros padres dejan este mundo, muchas de esas historias se pierden. Se pierden por nuestra falta de curiosidad, por no preguntar y por el ritmo de vida que tenemos, que hace que no nos detengamos a echar la vista atrás. Si esas historias se pierden, perdemos una parte de nosotros mismos. Y no solo individualmente, como miembros de una familia, sino como sociedad, como colectivo. Las historias de nuestros antepasados son las historias de cómo se forjó el carácter de una ciudad, de una nación incluso. Seamos curiosos, seamos inquietos. Además, los guardianes de esas historias, las personas que todavía viven y las protagonizaron, están esperando a que les preguntemos y nos interesemos con ellas. Es mantener viva la memoria colectiva.

¿Qué curiosidades le han llamado la atención de la vida de Sorolla?

Sorolla fue un genio irrepetible, intrépido, indómito, un verdadero emprendedor. Sus proyectos, desde bien joven, son arriesgados, novedosos y totalmente distintos al arte que predominaba en España. Como ejemplo, y es un capítulo importante en la novela, con 20 años afronta el reto de pintar Defensa del parque de Monteleón, un cuadro que recrea la muerte de Daoiz y Velarde el 2 de mayo de 1808 contra el ejército invasor francés. Dadas las dimensiones del cuadro, siete metros de largo por casi cuatro de alto, la Diputación de València le prestó los corrales de la plaza de toros. Y una compañía de figurantes representa la escena, mientras Sorolla la pinta en directo. No se había afrontado un proyecto así es España, pero es que Sorolla lo hace con veinte años de edad.

¿Qué novedades aporta sobre el pintor?

La búsqueda de su estilo. Cuando hablamos de Sorolla, nos viene a la cabeza el mar, la arena, velas de barco, luz? pero Sorolla no se levantó un buen día y comenzó a pintar esas escenas de mar y playa. En Sorolla se produce la búsqueda de un estilo, de una personalidad como artista. Y desde bien joven acomete proyectos grandiosos para acabar descubriendo que no son su estilo. Para seguir buscando dentro de sí mismo lo que desea expresar. Sus viajes, sus amistades y sus referentes son clave a la hora de encontrar ese estilo con el que todo el mundo relacionamos con Sorolla.

¿Cuánto de real hay en la novela, porque refleja su propia vida, la de su abuelo y la de Sorolla?

Bueno, eso es como descubrir el truco de un mago. Lo que es absolutamente verídico en la novela son las obras, fechas y lugares que tienen que ver con Sorolla. Desde ese punto de vista, en un estilo novelado, quería que los lectores conocieran más a ese joven Sorolla que lleva el arte dentro de sí mismo, pero no ha encontrado su camino. En lo referente a mi abuelo y su Sorolla, y a la investigación que yo realicé para averiguar la relación de mi familia con el genial pintor, hay cosas que son ciertas, y otros «huecos» que ha habido que rellenar. El reto que lanzo a los lectores es que lean la novela, y después que podamos charlar sobre qué aspectos son ciertos y cuáles no. No olvidemos que Las tres vidas del pintor de la luz se engloba en el género de ficción histórica. Los referentes históricos son reales, rodeados de partes de ficción que ayudan a novelar la historia.

¿Dónde está ahora el dibujo que su abuelo tenía de Sorolla?

Continúa en la familia. La curiosa procedencia de la obra hacía que no existiera un certificado de autenticidad y, por tanto, fuera dificultosa una posible venta. Si existiera ese certificado, quizá ese carboncillo hubiera sido vendido o subastado, y esta novela jamás habría sido escrita. Pero sin certificado de autenticidad, el carboncillo está en el mejor lugar donde podría estar, y en manos de quien debe perdurar: en la familia. Y que así sea generación tras generación.

¿Cómo ha sido el proceso de documentación?

La vida de Sorolla está muy documentada. Grandes estudiosos e investigadores han realizado a lo largo de décadas un pormenorizado trabajo de catalogación y documentación de su obra. Además, fue muy prolifera la relación epistolar de Sorolla con su esposa y amigos, con lo que, gracias a esas cartas, se han podido documentar sus viajes, visitas y su relación con grandes personajes coetáneos a él. Y, un dato apasionante es que Antonio García, suegro de Sorolla, fue una de los precursores de la fotografía en España. Y, no podía ser de otro modo, hay un gran catálogo de fotografías de la familia Sorolla que nos demuestran y nos cuentan la historia del gran pintor. El Museo Sorolla, en Madrid, es una fuente de recursos casi inagotable sobre su extraordinaria vida. Mi recomendación es leer esta novela, y premiarse con una visita al Museo Sorolla, para comprender mejor al artista y a la persona.

¿Cómo acaba un licenciado en Economía y experto en emprendimiento escribiendo una novela sobre Sorolla?

Mi pasión siempre han sido las historias. En forma de novelas, películas, series. Creo en el poder transformador de una buena historia, y siempre había querido crear las mías propias. Precisamente, el trabajar con emprendedores, más allá de los aspectos económicos, trata de dar solución a un problema, a una necesidad. Y eso hay que saber transmitirlo; un emprendedor debe ser un gran contador de historias. Siempre he llevado dentro contar historias, pero ha sido necesario cumplir años: para adquirir experiencia, para acumular lecturas y para formarme en cómo transmitirlas.

¿Qué proyectos tiene?

Las tres vidas del pintor de la luz es mi tercera novela. Anteriormente escribí Partido de vuelta, y La balada de David Crowe. Y las tres novelas, en su gran parte, transcurren en València. Creo que València lo tiene todo para ser un escenario ideal para contar historias: tiene leyendas, cultura, modernidad, tradiciones o misterios. Actualmente estoy trabajando en intentar llevar al cine una de mis anteriores novelas, y escribiendo una nueva que, naturalmente, transcurre en València. Y disfrutando de la repercusión y la buena acogida que está teniendo Las tres vidas del pintor de la luz.

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