Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica musical

Primó el exceso

Primó el exceso

El cuarteto de cuerda fue definido hace más de 100 años como la formación musical ideal porque «siempre dice lo necesario pero nunca demasiado»· Desde el clasicismo de Boccherini, Haydn y Mozart hasta las evoluciones de Ravel, Kodaly o Xenakis, son cientos los ejemplos en todos los estilos y escuelas. Y por supuesto, con interesante representación femenina, la cual se echa en falta en los programas habituales.

Ya en el XIX, destacaron la alemana Fanny Mendelhsson, la sueca Elfrida Andrée y la británica Ethel Smith y el catálogo se prolonga hasta el XX con la danesa Nancy Dalberg, la bonaerense Claudia Montero y nuestra Ángeles López-Artiga. Algún día habrá que darlas a conocer.

A Antonia o Antonie Brentano (y no Antoine como figuraba por error en el programa de mano) se la ha tenido como una figura femenina muy próxima a Beethoven y así ha sido estudiada por diferentes biógrafos. De ahí que los Brentano tomaran ese apellido para su cuarteto formado en Nueva York hace 28 años. Su repertorio es extenso ya que además de los standards del clasicismo y romanticismo, abordan paginas de Debussy, Ravel, Dvorak, Britten o Wourinen. Pero será para otra ocasión.

Misha Amory y Serena Canin son excelentes instrumentistas siempre en sintonía con Mark Steinberg, a la viola. Todos ellos neoyorquinos y fundadores del BQ. En 1998 se unió la celista Nina Lee que toca con un cello de 1724. El principal atractivo del grupo reside en la calidad armoniosa de su sonido como ensemble, si bien existe una tendencia más que puntual al exceso que no siempre beneficia la interpretación y por momentos los alejan del estilo. Igual sucede con los tempi desaforados que no dejan escuchar con claridad la escritura del compositor, lo cual sorprende en un conjunto de su experiencia y trayectoria.

Tanto el Cuarteto K,464 de Mozart como el Op. 18 de Beethoven están en La mayor. Esa coincidencia tonal resta variedad de color cuando se tocan uno detrás a de otro, y es algo que la mayoría de los artistas tratan de evitar, precisamente para no caer en la monotonía.

La sala de Bancaja tuvo una entrada mas apreciable que en otras ocasiones y se aplaudió con agrado, lo que motivó que el BQ ofreciera una delicada versión del Adagio del Cuarteto en fa menor de Mendelssohn. Lo mas convincente de la tarde.

Compartir el artículo

stats