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El regreso de Talavante

El evento es un mano a mano en Arles junto al espada francés Juan Leal con la ganadería todavía por definir

El regreso de Talavante

La vuelta a los ruedos de Alejandro Talavante era un secreto a voces semanas atrás, pero el pasado martes se oficializó su reaparición para el 11 de abril en el anfiteatro romano de Arles (Francia). Su regreso al escalafón de matadores de toros, tras un temporada inactivo y despegado del mundo del toro, supone un balón de oxígeno en medio de la monotonía ganadera de las primeras ferias del año y la uniformidad en los conceptos del toreo que plantean día tras día las primeras figuras.

Talavante, un torero de una pureza extraordinaria, una capacidad fuera de lo común y un valor de vértigo, lleva la vitola de artista. Y un artista, como expresó Kandinsky en su libro De lo espiritual en el arte, «es un sacerdote de la belleza» porque utiliza su mundo interior para crear emoción. De hecho, «lo bello -apunta Kandinsky- es lo que brota de la necesidad anímica interior» y ahora Talavante ha tenido esa necesidad de volver a torear.

Este teórico ruso y precursor del arte abstracto también afirmó en la mencionada obra que «el artista debe educarse y ahondar en su propia alma, cuidarla y desarrollarla para que su talento externo tenga algo que vestir y no sea como el guante perdido de una mano desconocida» y esto es lo que ha hecho el espada extremeño después de que anunciara por sorpresa su retirada indefinida tras su actuación del 14 de octubre de 2018 en la Feria del Pilar de Zaragoza.

Así pues, el torero extremeño, que cumplirá este año su décimo cuarta temporada de alternativa, toreará un mano a mano la tarde de su reaparición junto al espada francés Juan Leal. La ganadería de esa tarde todavía no se ha anunciado, un dato demasiado sorprendente para un torero de su calibre aunque su nuevo veedor, Joaquín Ramos, ya ha quedado con los ganaderos de Núñez del Cuvillo para elegir algunos toros para la reaparición porque no se tratará de una corrida con una sola ganadería. En ese sentido, Talavante planeó su vuelta al estilo José Tomás, es decir, con las negociaciones muy herméticas, con un cartel a su medida y, de momento, para una única tarde. De hecho, la admiración de Talavante hacia José Tomás es tan fuerte que su nuevo apoderamiento, que supone el reencuentro entre Joaquín Ramos y José Miguel Arroyo, «Joselito», también recuerda a la primera época de José Tomás, donde ambos trabajaron junto a Martín Arranz para dirigir la carrera del torero madrileño. Además, el taurino salmantino Ramos también fue el veedor y supervisor del embarque y reconocimiento de los toros que lidió el espada de Galapagar en los últimos tiempos.

Esta fascinación por José Tomás llegó porque Talavante sintió la vocación de ser torero el día en que el diestro de Galapagar le entregó una de las orejas que cortó. Fue en Badajoz, cuando los alumnos de la escuela taurina fueron a verle previamente al patio de cuadrillas pero Talavante, tan tímido como cohibido por la situación, no se acercó a él por el respeto que le infundía su figura, pero sus compañeros sí que le pidieron autógrafos, fotos y trastos de torear. Antes de liarse el capote de paseo para iniciar el paseíllo, José Tomás pidió a El Kiki, su mozo de espadas, que le llevara una muleta y un capote y, sorprendentemente, se los entregó a Talavante.

En ese instante surgió una promesa en forma de sentencia del espada extremeño -por aquel entonces becerrista- hacía la histórica figura de Galapagar: «Maestro, torearé con este capote el día que confirme la alternativa en Madrid», manifestó. Y así fue porque el 8 de abril de 2007, tras la ceremonia de la confirmación a cargo de El Juli y José María Manzanares, el extremeño saludó al toro «Mariposón», de El Puerto de San Lorenzo, con el capote que le había regalado años antes José Tomás y al sexto le cortó las dos orejas para salir en hombros por la puertas grande.

Asimismo, su entusiasmo por José Tomás también se acentuó cuando Antonio Corbacho, uno de los descubridores de la figura de Galapagar, apostó por él y le transmitió su filosofía: «Aquí lo que pasa es que se muere de verdad y todo el que juega a algo que se muere sí tiene algo de suicida, pero no de una forma a lo kamikaze en el sentido japonés, aquí si se muere es una cosa que se asume. Vas a jugarte la vida pero no con un concepto suicida» aseguró en un documental francés titulado Samurái, en el que también cuenta las enseñanzas de Yukio Mishima, explicadas a José Tomás y Talavante, y que se traducen en una exigencia de alto voltaje. Ahora, los aficionados ya sueñan con un mano a mano entre ellos.

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