La película confesional de Pedro Almodóvar fue la gran triunfadora de la 34.ª edición de los Premios Goya con siete galardones. Dolor y gloria, rodada en Paterna, se llevó los tres principales estatuillas de la Academia de Cine, como son la Mejor película, el Mejor director y el Mejor guión. «El cine ha sido la experiencia más importante de mi vida, tanto como espectador como director. No concibo la vida sin seguir rodando. Ha sido fascinante ver trabajar al reparto de Dolor y gloria. Como sé que nuestro presidente Pedro Sánchez está aquí, le diré que el cine español está atravesando una buena situación pero también tiene zonas muy oscuras. El cine de autor, el independiente, está en vías de extinción y necesita la protección del Estado», reivindicó el cineasta, que recibió el Goya a la Mejor dirección de manos de Penélope Cruz y Ángela Molina.

Dolor y gloria se impuso al resto de cintas favoritas por la crítica. Ganó siete galardones de los 16 a los que aspiraba. La segunda cinta más premiada fue Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, con cinco Goya. La trinchera infinita se tuvo que conformar con dos premios, entre ellos el de Mejor actriz protagonista para Belén Cuesta.

De hecho, en las categorías interpretativas no hubo ninguna sorpresa. Antonio Banderas recibió el Goya al Mejor actor y Julieta Serrano el de Mejor actriz de reparto. «Si mi cardiólogo estuviera viendo esto estaría flipando porque tengo el corazón en la boca», bromeó el actor. «Pedro, nunca he conocido a un cineasta con la lealtad que tú tienes al cine. No le has traicionado jamás. Tenía que encontrarme contigo para llegar hasta aquí», aseguró el actor.

Lo que arde se llevó dos Goya, el de Mejor fotografía y el de Mejor actriz revelación para Benedicta Sánchez. Quien a hierro mata, del cineasta valenciano Paco Plaza, ganó un merecido Goya al Mejor actor revelación para Enric Auquer.

María Esteve, Tamara Esteve y Celia Flores recogieron el Goya de Honor en nombre de su madre. Con el público en pie, las hijas de Pepa Flores aseguraron que la actriz estaba emocionada por el galardón. «Hace 30 años que nuestra madre decidió apartarse de los focos para siempre. Está viéndonos por televisión en un lugar tranquilo. Aunque no te lo creas, mamá, has hecho feliz a muchísimas personas a lo largo de tu carrera, y por eso, hoy, queremos decirte que desde ese lugar en calma que tanto te ha costado encontrar, esta profesión te otorga este reconocimiento tan bonito. Sé feliz. Porque, querida Pepita, este Goya es para ti».

Silvia Abril y Andreu Buenafuente acortaron sus gags para ceder parte del protagonismo a los invitados, a la música y a la danza. Destacó la actuación del británico Jamie Cullum, así como los apoyos multimedia de la gala. Málaga logró superar el nivel tecnológico de otras galas y le demostró a la Academia que no todo está en Madrid. ¿Será València la siguiente parada de los Goya?