El pasado jueves 6 de febrero se presentó oficialmente la Feria de Fallas. Seis corridas de toros con el principal y casi único argumento de la celebración del trigésimo aniversario de la alternativa de Enrique Ponce, lo que resulta insuficiente en los tiempos actuales, donde el toreo está en ese punto de evolución social que demanda una cartelería que ilusione a los aficionados, sobre todo a los nuevos, y les invite a llenar los tendidos de nuestra plaza de toros.
Los carteles, sobre el papel, no ilusionan. Tampoco atraen las miradas de los aficionados de otros lares, como sí lo han conseguido ferias que no quedan tan lejanas de la capital del Turia. Tan solo llaman la atención pequeñas píldoras en forma de encuentros entre un torero y una determinada ganadería, pero ninguna de las seis corridas de toros -una menos que el año pasado y el número mínimo exigido por el pliego- tienen ese remate y esa redondez que hacen que una feria sea atractiva.
Cuando se observa la cartelería, los ojos se desvían al día en que está acartelado Andrés Roca Rey, el último torero con tirón taquillero. Será el día 14 de marzo, junto a Castella y Cayetano frente a los toros de Victoriano del Río. La apuesta del peruano ha sido muy arriesga da tras salirse de los días grandes falleros como los 17 ó 18 de marzo. El peruano es el único espada que es capaz de llenar la plaza con su sola presencia y, por eso, con su tarde arrancarán las corridas de toros del ciclo josefino. Su reencuentro con los toros que Guadalix de la Sierra supone una cita emocionante por la intensidad de sus embestidas, con la casta y la movilidad que tanto aportan al toreo del peruano. El 14 de marzo supondrá la reaparición en ruedos europeos del diestro peruano tras cortar la temporada pasada en verano cuando actuó en San Fermín.
Por otro lado, es interesante la vuelta de Morante de la Puebla a la plaza valenciana tras cuatro años de ausencia. Su presencia atrae por el misterio de su tauromaquia y los toros de Zalduendo, divisa a la que el sevillano le tiene estima, y hace prever que el genio de la Puebla del Río tenga los alicientes necesarios para abrir el tarro de las esencias. En el cartel le acompañarán la tauromaquia entre la ortodoxia y la heterodoxia de Antonio Ferrera, con dos puertas grandes en Las Ventas la temporada pasada, y José María Manzanares, después de su ausencia en 2019 tras estar lesionado tanto en la Feria de Fallas como en la de Julio.
El encuentro entre Paco Ureña y la divisa de Garcigrance también augura buena expectativa. El espada murciano fue el triunfador de la temporada pasada en València después de su reaparición en Fallas y gran triunfo de tres orejas en el ciclo en honor a san Jaime frente a los toros de Luis Algarra Polera. La autenticidad de Ureña, con un toreo tan puro como fiel y profundo, y la bravura de los ejemplares salmantinos pueden dar lugar a una fusión emocionante. En el cartel de 18 marzo le acompañarán Ponce y Miguel Ángel Perera.
Otra cita interesante es la pareja formada por Emilio de Justo y Román frente a los jandillas el lunes 17. Los dos son dos jóvenes toreros que el año pasado dejaron su huella en València y de los que se espera que su proyección continúe. El torero cacereño debutará en las Fallas tras su forzada ausencia en 2019 por lesión.
Enrique Ponce toreará dos tardes para celebrar su 30 aniversario de alternativa, lo que supone que la responsabilidad de este ciclo descansa sobre su espalda. Para la ocasión eligió las dos ganaderías predilectas: Juan Pedro Domecq y Garcigrande. De las tres décadas que lleva como matador de toros, al menos, la mitad de ellas se ha anunciado con los juampedros, un elemento reiterativo que no alimenta la ilusión del público. Esa tarde se medirá mano a mano con Pablo Aguado, un torero con la ilusión del futuro bajo capote al que sí que motiva ver.
Hay que subrayar la vuelta del valenciano Jesús Duque frente a los toros de Fuente Ymbro el día 19 junto al debut de David de Miranda. Este día del patrón está en sus últimas constantes vitales desde que las figuras y la empresa decidieron reconfigurar la Feria de Fallas y hace un cartel de toreros jóvenes en vez de uno fuerte.
En el campo de las ganaderías no hay ninguna que se desmarque del encaste domecq, lo que hace que al aficionado que disfrutan con el protagonismo del toro no tengan la motivación de ir. Ni el encaste Núñez, que abanderado por Alcurrucén, se ha conservado en el ciclo fallero.
Como terreno más ilusionante encontramos las novilladas con picadores de los días 12 y 13 de marzo. El Rafi y los valencianos Miguelito y El Niño de las Monjas se enfrentarán a los fuenteymbros y Tomás Rufo, Diego San Román y Miguel Polope a los novillos del Parralejo.
La ausencia más clara es la del Juli. En un principio, la figura madrileña apalabró torear la corrida de Garcigrande el día 15 de marzo junto a Manzanares y otro torero en el cartel, pero la petición de Ponce de la ganadería salmantina para su segunda tarde hizo que la fecha y el cartel variara, dos cuestiones que la empresa no le respetó al espada de Velilla de San Antonio y por lo que el Juli salió de Fallas a pesar de haber apalabrado también torear el día de San José para el hipotético homenaje al torero de Chiva con otras figuras que al final se diluyó.
Asimismo, otros toreros como Octavio Chacón, López Simón y Jiménez Fortes también destacan en el campo de las ausencias. Chacón cortó una oreja a los victorinos en las Fallas pasadas y resultó herido, pero no le ha servido para volver a València. La omisión de Fortes en la feria da la talla de la falta de sensibilidad de la empresa tras su lesión de peroné en 2019 -año en el que no pudo torear- y su baja frente a los victorinos en el ciclo josefino de 2019. López Simón también triunfó frente los Zalduendo en 2019 y no se ha contado con él.
