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Encuentro

Jorge Drexler: "Las personas y los instrumentos son fotografías de este instante"

El intérprete participa en un encuentro con una docena de alumnos del campus del Berklee College of Music de València - "A España le cuesta alegrarse de sus tradiciones", sostiene el artista que actúa hoy en La Rambleta

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Jorge Drexler imparte una masterclass con alumnos del Berklee Collegue of Music de València

El cantante uruguayo Jorge Drexler (Montevideo, 1964) se mostró ayer muy cercano, casi familiar, ante una audiencia más que reducida. Mucho más de la que acostumbra cuando se sube a un escenario. El músico participó en un encuentro con apenas una docena de alumnos del campus del Berklee College of Music de València. Lo hizo antes de abarrotar hoy -también llenó ayer- La Rambleta en sendos conciertos con su último montaje, «Silente».

Con ellos, alumnos de EE UU, Puerto Rico, Brasil, Costa Rica, Siria, Corea del Sur, Singapur y alguno de España, Drexler habló de procesos creativos, de la industria, de sus comienzos, de identidad.

Drexler, como una de sus canciones, dio y recibió. Dio a los alumnos su experiencia y recibió de ellos sus ganas de saber y hasta versionaron para él algunas de sus canciones. Algunos expusieron sus proyectos en la escuela musical. María, alumna de Barcelona de familia andaluza, está investigando cantes flamencos antiguos y ha llevado este estudio al campo del violonchelo. Guilliam, de EE UU, trabaja sobre un musical con títeres al estilo oriental; otros han grabado la historia de sus abuelos que salieron de España con la guerra civil.

Llamó la atención del cantante y compositor -con familia española- que estos proyectos estuvieran vinculados con la identidad y recordó que «la primera vez que vine a Europa empecé a ver cosas que reconocía. Todo tiene una genealogía. Hay una parte del ser humano que tiende a simplificar y no está mal, pero también hay ciertos peligros». En su opinión, «la identidad es una herramienta, no un fin en sí mismo. ¿La usas para integrarte o para separar?», se preguntó. Y añadió: «Todas las personas e instrumentos son fotografías de este instante», dijo en alusión a la fugacidad del tiempo y del ser humano. «No somos entidades sólidas, sino células que nos mantenemos de pie un tiempito. A mí me gusta mirar atrás». En este sentido, comentó entre risas que «cuando alguien viene de fuera puede pensar que en España todo es flamenco», aunque al mismo tiempo lamentó que «a España le cuesta alegrarse de sus tradiciones. Parece que decir 'viva España' no está bien», dijo sin pretensiones políticas o ideológicas.

Drexler habló con los estudiantes sobre la importancia de prestar atención tanto al texto como a la música en las composiciones, mientras los alumnos le «regalaron» versiones de sus canciones. Algunas, incluso, «con más sentido» -según el propio Drexler- que la grabada por él.

Les animó también a salir de su zona de confort, a hacer cosas que no están acostumbrados «porque aprenderán mucho en el proceso» y a identificar «qué puente quieren construir» en el mundo de la música, reconocer con quién quieren conectar: la audiencia, el mundo cultural o la industria.

Por ello, les instó a no prestar demasiada atención a los números, a los «me gusta» de redes sociales. Lo dice él que ahora llena auditorios pero que recordó que su primer concierto lo dio en el café Berlín del barrio del Carmen de València a razón de 5.000 pesetas y ocho personas en el público: seis conocidos y dos «borrachos en la barra», dijo entre risas.

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