Mucho antes de la mediática «ruta del bakalao» que algunos pretenden elevar a fenómeno cultural, e incluso anterior a la «movida» madrileña, València fue un foco de protesta al academicismo. Un torrente artístico contra el orden establecido que había iniciado el Equipo Crónica con su propuesta gráfica y que contagio el cine y la literatura. Rafa Gassent, Lluís Fernández, Amadeu Fabregat, el recientemente desaparecido Rafael Ventura Melià e Isa Tròlec, fueron los precursores que llenaron de color un horizonte gris.

Aquel movimiento transgresor recoge la exposición del IVAM «Contracultura: utopía, resistencia y provocación en València» que se inaugura esta tarde y se podrá ver hasta el 17 de mayo. Recorre la València underground de los sesenta y ochenta. «Manifestaciones artísticas que no suelen entrar en los museos, como fanzines, cómics, películas o grafitis callejeros», dice el director del museo José Miguel G. Cortés. También es un homenaje «a todas las personas que trabajaron en proyectos de la contracultura valenciana rompiendo barreras y abriendo la mente» y que «sin su trabajo nuestra vida sería hoy más aburrida», apunta.

Dividida en siete secciones, la exposición plantea las alternativas a las ortodoxias de la época. «La contracultura rehace las ficciones que una sociedad se cuenta a sí misma. Puede que no siempre encuentre la verdad, pero sí busca alternativas a las mitologías oficiales que tratan de consolidar ciertos 'nosotros'», sostiene Alberto Mira, el comisario de la muestra.

Subcultura cabaretera

Fallas, pintadas y transformismo ocupan el espacio central. «Hacia 1976 se construyen discursos alternativos que reflejan una actitud más carnavalesca», señala Mira que cita los ejemplos de la Falla King Kong o el cómic «El Gat Pelat». O el mítico «Especial Fallas» de la revista Ajoblanco que levantó mucha polvareda.

Aquella València llegó a ser la capital europea del transformismo, y en algunos de sus locales como el mítico La Cetra desplegaron toda su energía personajes La Margot, Encarnita Duclown, Sareta Sareta, La Xampan del País Valencià o Darling Lilies. Artistas como Anastasia Rampova derrocharon subcultura desde los márgenes con collage, cómic, diseño, canción y performance cabaretera.

El feminismo está presente cuestionando los estereotipos que deforman imágenes de la mujer, como la serie «Misses» de Ángela García Codoñer, una reflexión irónica sobre las imágenes que fijan la idea de la mujer.

El delirio de la exposición es el tocador de La Margot, el otro yo del transformista Antonio Campos, presente de la noche valenciana desde finales de los 70. Según Mira, «La Margot es otro ejemplo de una sociedad que buscaba «nuevas libertades expresivas y nuevas experiencias vitales».