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Valenciano internacional

Blasco Ibáñez, de Buenos Aires a Estambul pasando por Hollywood

Una exposición de las postales del novelista y un libro sobre su popularidad en Estados Unidos subrayan la faceta internacional del escritor valenciano - El consistorio reabre el museo en el chalet de la Malva-rosa

La concejala Glòria Tello junto a los técnicos del ayuntamiento y representantes de la Fundación Blasco Ibáñez en el museo del escritor. g. caballero

«De vez en cuando llegaban a mí desde distintas partes del mundo postales del gran novelista (...) Me daban la sensación esas postales que venían de los atardeceres exóticos en que se metía el barco de cabeza, de postales de sitios inexplorados y desconocidos». El gran novelista al que se refería Ramón Gómez de la Serna se llamaba Vicente Blasco Ibáñez. El padre de las greguerías fue uno de los muchos amigos, familiares e incluso amantes que recibieron alguna de las más de 1.100 postales que Blasco, impenitente viajero, envío a lo largo de su vida y que hoy conserva la fundación que gestiona los bienes del escritor valenciano. Una parte pequeña de ese legado postal se exhibe desde ayer en el chalet del autor de La Barraca en una exposición temporal con la que inaugura la remodelada etapa de la Casa-Museo.

Esta muestra de tarjetas se inicia con las primeras que remitió Blasco Ibáñez a su familia desde Francia, la que consideraba su segunda patria y a la que tuvo que huir en 1890 tras ser acusado de injurias al poder público por promover un boicot contra el líder carlista marqués de Cerralbo. También se muestran las postales que remitió desde las distintas ciudades y pueblos de España que visitó tanto para buscar inspiración literaria como argumentos políticos.

La exposición temporal incluye, además, un mapa postal de Europa en el que se señalan las ciudades del continente que el escritor, periodista y político recorrió en ferrocarril entre Londres -ciudad que no le gustó demasiado y sobre la que escribió «estoy aturdido aún por lo extraño y lo enorme de esta ciudad y lo raro de la gente»-, y la antigua Constantinopla.

En la exhibición también figuran varias de las postales que Blasco envió desde Argentina, país en el que emprendió aquella aventura colonizadora con cientos de arroceros valencianos y que casi le dejó en la ruina. Esta aventura es también una de las partes destacadas de la exposición permanente que se exhibe desde ayer en la renovada Casa-Museo de la Malvarrosa.

En esta exposición fija se resume a partir de vitrinas y paneles con objetos originales, reproducciones y fotografías, la vida de Blasco Ibáñez a través de una serie de hitos biográficos. Además de la aventura argentina, la exhibición se fija en el su juventud «romántica y agitadora», su trabajo como periodista al frente de «Pueblo», su testimonio de la Primera Guerra Mundial como corresponsal, su perfil político y su carácter viajero y de «contador del mundo».

Blasco Ibáñez en Norteamérica

No falta en esta exposición permanente una amplia mención a otra aventura de Blasco, aunque en este caso mucho más exitosa que la de Argentina. Se trata de sus estancias en Estados Unidos, país en el que se hizo inmensamente popular a partir de 1918 cuando se publicó allí Los cuatro jinetes de la Apocalipsis y se llevó posteriormente esta historia al cine.

Precisamente, sobre esta etapa del escritor valenciano acaba de publicar un estudio el que hasta hace poco más de un año fue el director interino de la Casa-Museo, Emilio Sales. En Blasco Ibáñez en Norteamérica, Sales recuerda cómo en 1919 el novelista viajó a Estados Unidos «laureado por un éxito espectacular» fruto de un «inesperado golpe de fortuna» que convirtió The Four Horsemen of the Apocalypse en todo un fenómeno editorial que iba a permitir a Blasco sumar un interesante nuevo capítulo en su novelesca biografía».

Tal como recuerda el estudio de Emilio Sales, el triunfo del escritor en Norteamérica repercutió decisivamente en su trayectoria artística y personal, y al mismo tiempo contribuyó a despertar el interés respecto a la literatura española al otro lado del Atlántico.

El ex responsable de la Casa-Museo estudia la prensa de la época para proponer un reencuentro con el Blasco Ibáñez convertido en figura mediática, e incluso en reclamo publicitario, en los Estados Unidos, donde las traducciones y adaptaciones cinematográficas de sus libros, o sus colaboraciones periodísticas, fueron cotizadísimas. Sales reproduce su itinerario por los Estados Unidos, con escalas en México y Cuba, y lo acompaña de diversos textos que reafirmaron la imagen cosmopolita del novelista, y que, por haber sido redactados en inglés, fueron y siguen siendo desconocidos para muchos de sus lectores en castellano.

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