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Análisis

Seguimos mareando al teatro con más vueltas

La concejala de Acción Cultural justifica el encuentro para "mejorar la relación a la hora de gestionar la programación, contenidos y promoción"

Maite Ibáñez y Antonio Ariño, en el centro, junto con algunos expertos teatrales. l-emv

Dos meses después de la desaparición del festival Tercera Setmana, el Ayuntamiento y la Universitat organizan un encuentro «para revisar la relación de todo tipo entre los festivales escénicos», en palabras de la concejala de Acción Cultural, Maite Ibáñez. Tercera Setmana sumó cuatro ediciones pese a lo complicado de consolidar un proyecto nuevo. Se fue al garete por falta de apoyo público, según su impulsora, la Associació d'Empreses Productores d'Arts Escèniques del País Valencià (Avetid). El festival surgido en 2016 lamentó el nulo compromiso «interinstitucional y plurianual» para continuidad a esta iniciativa, que en sus cuatro temporadas programó 300 actividades entre las que destacan más de 200 funciones realizadas en teatros, espacios públicos y lugares no habituales por las artes escénicas.

Con el fracaso colectivo que representa la incapacidad de apuntalar un certamen, se puso en marcha ayer el encuentro de reflexión Festival a Escena en La Nau, donde hasta hoy participan expertos de Bilbao, Mérida, Girona y representantes de algunos responsables de eventos locales. Hay que reconocerle a Ibáñez el atrevimiento, en el que colabora el vicerrector de Cultura Antoni Ariño que alabó la reunión «para poder conversar sobre una problemática global que afecta a todos los festivales». Ibáñez justifica la cumbre para «mejorar la relación a la hora de gestionar con ellos la programación, contenidos o promoción».

Ibáñez y Ariño son habituales en las plateas y se supone que además son unos espectadores privilegiados pues hablan con los protagonistas del sector. Por tanto se presupone la buena voluntad, así como el intento de buscar una solución definitiva. Pero para eso no hace falta una cumbre por todo lo alto en La Nau, es mucho más fácil. Basta con que el Ayuntamiento y la Universitat convoquen al Institut Valencià de Cultura y a la responsable de la Diputación, cuatro instituciones bien sintonizadas entre ellas para que decidan su programa escénico, si es que lo tienen, y luego lo expongan a todo ese sector que está deseando colaborar con sentido. Porque algunos de esos festivales locales que participaron en una mesa redonda están sobrevalorados, incluso algunos se han convertido en una chiringuito pasajero. Los protagonistas del renacer escénico valenciano no están en La Nau, como las decenas de compañías que se hipotecan para subir a un escenario, tampoco los dramaturgos de reconocido renombre. Faltan los responsables de las salas que siguen ofreciendo una cartelera solvente -en una clara desventaja institucional-contra viento y marea.

Pero sobre todo lo que el sector reclama es menos palabras y más hechos. Por ejemplo, que toda esa fuerza institucional se canalizará para que la televisión pública prestará más atención a los estrenos, a los ensayos, incluso que se comprometiera en la grabación de algunas representaciones, y conozco los conflictos laborales que acarrea esa iniciativa, pero ese ofrecimiento dejaría la pelota en el campo del sector, dificultando ese halo de victimismo histórico.

Ariño se refirió a un «periodo negro para la cultura» en alusión al PP. Se olvidó que el Botànic lleva casi un lustro gobernando.

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