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Tribuna

La gran expresión cultural valenciana

La gran expresión cultural valenciana

Permítanme una afirmación atrevida: el cómic es la gran expresión cultural valenciana. No es cuestión de menospreciar ninguna de las actividades culturales que se producen en la Comunitat Valenciana con una calidad desbordante, sino simplemente constatar una realidad incontestable: mucha es la cultura que se hace en nuestra ciudad, cierto, pero el cómic está logrando una relevancia y reconocimiento evidente. Ya no es solo la importancia de nombres como Paco Roca o Ana Penyas, indudables protagonistas de la escena cultural española que, además, ven su obra publicada en toda Europa. Es que los artistas valencianos copan los galardones más importantes del país: los premios nacionales de cómic se han teñido de color valenciano y alicantino en tres de sus últimas cuatro ediciones, sin olvidar que importantes premios como el FNAC-Salamandra han sido para autores valencianos nada más y nada menos que en la mitad de sus doce ediciones. En los últimos años, el cómic se ha convertido en la mejor tarjeta de visita de la cultura valenciana. Las razones pueden ser muchas: desde la tradición que la historieta ha tenido en el país valenciano -capital de la industria editorial del comic durante los años 40 y 50 y más tarde impulsor de rebeldía creativa en los 70 y 80-, al espectacular momento de ebullición que se vive alrededor del cómic en nuestra ciudad, pasando por el reconocimiento sociocultural que está recibiendo, desde su inclusión en el IVAM o MuVIM a la incorporación normalizada al ámbito académico universitario, en iniciativas pioneras no solo a nivel español, sino europeo.

Un ejercicio de vitalidad que no puede -ni debe- pasar desapercibido a las instituciones culturales valencianas: el apoyo que recientemente ha mostrado la Conselleria d'Educació, Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana, impulsando la presencia del cómic valenciano en el prestigioso Festival del Cómic de Angoulême y publicando un espectacular Inventario del tebeo valenciano, es un paso adelante que no se puede quedar en acción aislada y tiene que extenderse a un respaldo similar al que tienen todas las iniciativas culturales y artísticas en nuestra comunitat. La celebración del renovado Salón del Cómic de València, ahora organizado desde Feria València con el apoyo decidido de instituciones como el Ajuntament de València, es un buen momento para medir el entusiasmo popular que el noveno arte concita. Un medio que ya trasciende el tradicional espacio del papel para reconvertirse en este siglo XXI en eje y motor de la cultura transmedia, alimentando la industria del entretenimiento que tantos éxitos alcanza. Sin embargo, no debe olvidarse que esos éxitos son gracias a las creaciones de unos autores y autoras que, lejos de ser reconocidos, apoyados y ayudados en todo su merecimiento, viven momentos muy difíciles para la creación cultural: si el reciente informe Racine develaba que el 40% de los autores y autoras francesas de cómic viven por debajo del umbral de la pobreza, imaginen cuál debe ser la situación en nuestro país, que considera a Francia como Eldorado comiquero. Una situación a la que no es ajena tampoco la industria editorial, formada en el caso valenciano por pequeñas editoriales que ponen toda su ilusión y esfuerzo en lograr que las obras que publican se conozcan entre la marabunta de novedades que inundan las estanterías de unas librerías ahogadas por los excesos.

Este fin de semana, los aficionados celebraremos una fiesta del cómic, en la que se disfrutará de las obras de los autores y autoras valencianas, se homenajeará a clásicos como Manuel Gago y los más pequeños (o no) se lo pasarán bomba disfrazándose de sus personajes y compartiendo con pasión una afición expandida a la televisión, cine y videjuegos. Pero no debemos olvidar que, al día siguiente, el cómic seguirá ahí, esperándonos con obras apasionantes.

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