El estudio de Adrián Salvador, ganador del Premio Talento Joven de Cultura 2020, está situado en el barrio de Russafa. Dentro, huele a un aroma muy característico: a siemprevivas, la flor que da el nombre al proyecto que este joven modista valenciano y su socio Lucas Zaragosí comenzaron hace 10 años, en plena crisis económica. Ahora, bajo el sello de Estudio Savage, han emprendido una nueva etapa en su carrera profesional. Después de trabajar en distintas capitales como Nueva York, Salvador cree que, en estos momentos, València es la mejor ciudad tanto para emprender como para vivir.

¿Qué ha significado haber ganado el premio Talento Joven de Cultura?

La verdad es que Lucas y yo nos presentamos a Talento Joven el primer año que se celebró porque acabábamos de ganar el Premio a la Mejor Colección en la Semana de la Moda de València. Y ahora, diez años después, cuando ya no nos lo esperábamos ni mi socio ni yo, ganamos. No me lo esperaba porque pocas veces se relaciona diseño con cultura y es algo que agradecemos muchísimo.

¿Por qué cree que València es una buena ciudad para establecer un negocio emergente?

Tiene un tamaño perfecto. Es una ciudad mediana. Está muy bien conectada con el resto de España. Además, debido a la crisis, que afectó de una manera mucho más dura en la Comunitat Valenciana, hemos aprendido que el futuro está en los proyectos emergentes. Se está creando una cultura del emprendimiento en València y eso hará que mucha gente venga aquí a desarrollar sus proyectos.

Diseñó para Michelle Obama. ¿Cómo fue esto?

Yo trabajaba para una firma en Nueva York, y entre las clientas que tenía estaba Michelle Obama. De hecho, cuando vi el encargo, leí el nombre de Michelle, y pensé «una mujer más». Pero, más tarde, me enteré de que era para una Michelle bastante especial?

También diseñó para Anna Wintour, la directora de «Vogue».

Diseñar una pieza para Anna Wintour fue mucho más importante que trabajar para Michelle Obama, ya que esta señora es una especie de diosa dentro del mundo de la moda. Recuerdo que ella vino al estudio en el que yo trabajaba en Nueva York para ver cómo hacíamos nuestro oficio, y tiene bastante mérito que una periodista de moda de su talla vaya a visitar a modistas emergentes como yo.

¿Qué ha significado la firma «Siemprevivas»?

Nosotros nacimos con Siemprevivas teniendo en cuenta que estábamos pensando a largo plazo. Lo que nosotros queríamos era construir un estudio y una marca que permaneciese en el tiempo, por no pusimos en ningún momento ni el nombre de mi socio ni el mío. Elegimos el nombre de Siemprevivas porque es como se llaman las flores que aparecen en el cuadro La primavera de Botticelli. Siemprevivas la desarrollamos Lucas Zaragosí y yo mientras estaba estudiando y él estaba realizando otros proyectos. A los cuatro años, sobre 2014, decidimos montar el taller y el estudio, que ha evolucionado a Estudio Savage. Siemprevivas no ha desaparecido, simplemente ha evolucionado.

¿Qué cree que tienen sus diseños para haber triunfado tan joven?

Mi frase siempre ha sido «menos es más». Hay que sintetizar al máximo para sacar el detalle, para hablar de la esencia de la vestimenta. También trabajo con la idea de la versatilidad. En Savage solo trabajamos a medida, de hecho, no tenemos temporadas porque no creemos en ellas, creemos en un tipo de moda más pausada. Queremos que nuestras clientas utilicen más de una vez los vestidos que nos encarguen. Lo que nos distingue, por tanto, es ese trato especial que se merece el cliente más que nuestra estética o nuestra versatilidad.

¿En qué estado cree que se encuentra la moda en València?

Yo creo que no existe hoy en día la moda en València. Existe muy poquito. Y sí que es verdad que esos proyectos pequeños son preciosos, pero es una pena todos los proyectos que empiezan a ganar presencia en la ciudad se vayan a Madrid, a Barcelona o fuera de España. Yo creo que lo que hace falta son menos semanas de la moda, menos eventos del día de la moda, y más innovación y más infraestructura textil y de confección. Nosotros, cuando empezamos la marca, estudiamos el mercado de la moda en España, y observamos que habían proyectos muy buenos con mucha creatividad pero duraban una o dos temporadas. Por tanto, hay diseñadores muy buenos pero no existen buenos gestores que entiendan a los diseñadores.