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30 años de alternativa del torero de los récords

Enrique Ponce cumple mañana su trigésimo aniversario de alternativa, 30 años en los que ha batido numerosos registros y se ha convertido en uno de los diestros más longevos de la historia

30 años de alternativa del torero de los récords

El 16 de marzo de 1990, Enrique Ponce Martínez (Chiva, 8 de diciembre de 1971) cumplió uno de sus sueños: tomar la alternativa en su tierra de manos de Joselito, una de las figuras emergentes de la última década del pasado siglo, con Miguel Báez, «Litri», de testigo. Los toros pertenecieron al hierro de Moura. El de la alternativa fue un sobrero de Puerta Hermanos, de nombre «Talentoso», herrado con el número 21 y de 505 kilos, que el valenciano brindó a su abuelo materno, verdadero artífice de su afición, que llevó a su nieto a torear su primera becerra cuando contaba tan solo con 8 años. La década poncista de asalto y consolidación en la cumbre del toreo iniciada en 1992 y culminada en 2001 tiene como principal hito el récord de haber toreado durante diez años consecutivos más de 100 corridas por temporada. Las estadísticas de la década no dejan lugar a dudas. Desde las 100 corridas de 1992, en las que lidió 206 toros, paseó 110 orejas, 6 rabos, escuchó 15 avisos, dio 26 vueltas al ruedo e indultó al mencionado «Bienvenido» de Jandilla, hasta las 100 de 2001, en las que se enfrentó a 207 oponentes, a los que cortó 135 orejas y 5 rabos, escuchó 61 avisos, dio 4 vueltas al ruedo e indultó a «Descarado», de Victoriano del Río, herrado con el número 9, burraco, de 475 kilos, en Nimes (Francia). Un total de 1.076 tardes, 2.206 toros lidiados, 1.482 orejas, 59 rabos, 457 avisos, 78 vueltas al ruedo y 13 toros indultados.

Las estadísticas y galardones avalan la trayectoria del diestro de Chiva. Enrique Ponce es el torero que más toros ha indultado y más alternativas ha concedido en la historia de la Tauromaquia. Entre sus numerosos premios conseguidos a lo largo de estos treinta años destacan la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, concedida en 2007, primer matador de toros en activo en conseguirla; o el Premio Nacional de Tauromaquia de 2017. Pero al tiempo que saborea las mieles del triunfo, también llega la hiel de las cornadas. Entre los numerosos percances y cornadas que ha sufrido en su dilatada carrera, lo dos ocurridos en la plaza de toros de València son de tremenda importancia.

El 18 de marzo de 2014, un toro de Victoriano del Río le cornea en la axila. El pitón pasa por una arteria situada debajo de la clavícula, le llega al cuello y se queda a nada de la aorta. Unos centímetros más, y el desenlace podría haber sido fatal. Más recientemente, la cornada sufrida la temporada pasada en el muslo izquierdo con dos trayectorias, una de doce y otra de cinco centímetros, así como la lesión del ligamento lateral interno y el cruzado de la rodilla izquierda, que lo mantuvieron alejado de los ruedos cinco largos meses, que fueron menos gracias al trabajo de rehabilitación de la «rodilla catastrófica» y la capacidad de lucha del valenciano.

El 10 de agosto de 2019, Ponce reapareció en el Puerto de Santa María con el mismo terno blanco y azabache que vestía la tarde de su última comparecencia en València. Cortó dos orejas simbólicas e indultó al toro «Fantasía», de Juan Pedro Domecq. Así es el hombre y el torero que celebrará el próximo 16 de marzo sus treinta años de alternativa como el matador valenciano más importante de todos los tiempos.

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